DEL
POEMARIO ULTIMIDADES
SOBRE BASTONES
Y MIEDOS
Pasa el tiempo.
No pasa en realidad
el
tiempo.
Agoto más bien mis días
estos
días en los que
me repito
sin falta
en los
que me engaño
diciéndome
que me
quedan muchos
meses
y años por
delante.
No es cierto.
Se reduce
ese tiempo
a un
meramente esperar
sin
atracciones
mientras las
enfermedades
prosperan
y uno sin saber
qué hacer
para ignorarlas.
Pienso ya en adquirir
un buen bastón
para los
destemplados
días
que se
vienen
el miedo
ya es más físico
que psíquico
en
materia de equilibrios
el cuerpo
ha perdido
su
confianza
debo,
pues, cuidarlo
e ir con
él adonde él vaya
esa es
hoy mi primordial
misión: ayudarlo
a
soportar la
calamidad
que
lo golpea
hasta que
también
me canse
me
descuide
pierda el
equilibrio
y
tropiece
y
finalice
en el
suelo
y sea él
quien
tenga que
correr a
socorrerme
velar por
mí
hasta que
los dos
muramos.
Un mismo acto
definitivo
es
nuestra condena.
Qué fuera de ambos
sin esas
manos
amorosas que
nos
ayudan a suavizar
las hemorroides
o a
lidiar con el
agrandamiento
de la próstata.
Pero ellas
también
envejecen
y es
inevitable
pensar
quién
podrá auxiliar
a quién
cuando
no seamos
más
que un
par de ancianos
indefensos
y solos
expuestos
a la
brutalidad
del
desperdicio.
Triste vida esta
en la que
empezamos
a sufrir
los desenlaces.
La vejez debería tener
también
una madre
y un
padre que cuiden
de ella. ¿Los
hijos?
Los hijos
no son padres.
Unos apenas
comienzan.
Otros simplemente
acaban.
No pasa el tiempo.
Yo tampoco.
Jamás he
pasado.
No he
sido nadie.
Ni
siquiera nada.
Solo un
vano papel
en las
garras
del
viento.
FBA
Enlace YouTube
(video-audio):
https://www.youtube.com/watch?v=xpfrS3S4ovM
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