SÁBADO DE ESTRENO

YVONNE, otra canción de mi cosecha atípica.

Basada en la carta (no enviada) de Geoffrey Firmin (el Cónsul) a Yvonne, desde Quauhnáhuac (Cuernavaca, México), ciudad imaginada y real, infierno en la tierra, inmortalizada en Bajo el volcán, novela cumbre de Malcolm Lowry.

Ni modo: tenía que ser concebida en aire de ranchera.

Supongo que a los lectores de Lowry se les facilitará comprender mejor la letra. La novela de Lowry es rica en símbolos y la canción no podía carecer de algunas claves, lo que, tratándose de conocedores, incide, sin duda, en su valoración. Pero creo que se puede entender y degustar sin haber leído el libro. En todo caso, que sea una invitación para leer a Lowry, tarea nada fácil teniendo en cuenta que Bajo el volcán es una novela poética de principio a fin, y Oscuro como la tumba en la que yace mi amigo no se queda atrás: tremendamente enigmática. Ambas novelas transcurren en México, empapadas de alcohol. Julián Herbert, el escritor mexicano de Canción de tumba, en su prólogo ubica a Lowry como un auténtico santo bebedor, no un apologista del trago; un mártir que bebía hasta la sobriedad, hasta su alcoholizada muerte en 1957.

Coincido con Herbert en que Bajo el volcán es un “verdadero vino de los bravos”, que nos recuerda que la oscuridad existe y es hermosa.

A Malcolm Lowry hay que leerlo con lentitud. De ahí que esta canción sea larga y lenta (como, además, me gustan), influida también en esto de la longitud por Retrato de familia con perrito, de Joaquín Sabina, cuya duración es de seis minutos y once segundos.

Las frases de sus dos intermedios son tomadas de la carta a que aludo.

La canción comercial de hoy día debe ser corta y rápida. Así que YVONNE, por supuesto, no lo es. Sin embargo, con un tempo más veloz y arreglos distintos, sin repetir el coro final, podría estar en cuatro minutos y pico. Pero me temo que perdería su esencia. Para mayor desgracia, es tripartita y nada superficial.

Un libro de cuatrocientas setenta páginas se merece una canción de, al menos, seis minutos. Y un trago fuerte para celebrarla.

¡Salud!

FRANCISCO BURGOS ARANGO (FBA) 

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