DIETARIO DEL RESTO DE UNA VIDA (vigésima séptima entrega)

Enero 11 de 2023, miércoles:

La escasez de Club C. Roja empieza a preocuparme. No hubo reencuentro el sábado. Percance de salud de uno de los pichones del pájaro-anfitrión. Alas Armando propuso su hotel para reunirnos por la noche o postergarlo para el día siguiente, domingo, de 2 p.m. a 7 p.m., de nuevo donde alas Adolfo, pero su trino no tuvo eco. A propósito de tragos y sus riesgos, me acordé ayer de mi tío materno Jairo A., quien duraba dos o tres días seguidos tomando en su casa, fines de semana mayormente, hasta quedarse mudo o transmutado en gestos, gritos, ruidos, saltos y sonrisas. Resistió varios infartos, uno o dos en extática pea, y vino a morir por arte de sicariato debido a una diferencia laboral con una de sus empleadas. Lo vi muchas veces perdido de la juma, de un lado para otro, a más guaro más hermetismo. Envidiable manera de beber. A veces fumaba en pipa, picadura holandesa de exquisito aroma, mantenía el tabaco en tarros y me regalaba parte de ese embrujo para yo también pipar. Pasmado se sentaba en una silla y ahí permanecía horas y horas sin decir ni pío, pensando en quién sabe qué felicidades contundentes. No habrá más borracheras por ahora, pero si alguna otra sin querer se me atraviesa, al igual que el tío Jairo A. me transformaré en silencio inexpugnable.

Cómo hacen los personajes de mis sueños para hablar en inglés fluido y perfecto si yo apenas balbuceo ese idioma. Hasta en alemán los he escuchado conversar, y no las manidas frases que se usan para demostrar un burlesco conocimiento de otras lenguas. ¿Será que soñando nos volvemos sabios? En Hölderlin y la esencia de la poesía afirma Martin Heidegger que “el poeta está expuesto a los relámpagos de Dios”. En el mundo de los sueños es probable que esos relámpagos divinos también actúen. ¿Todos somos dioses cuando soñamos o solo los poetas? A lo mejor la conexión Dios, sueño y poesía no es exclusiva de esos seres que habitan en el reino intermedio entre los dioses y los hombres, transmitiéndoles a estos, a su pueblo, los signos de aquellos, y entonces, al soñar, todos somos poetas capaces de comunicarnos con la divinidad y de poseer conocimientos sorprendentes. Soy experto en toda clase de asuntos cuando sueño, si bien, al despertarme, vuelvo a ser un humano más, del montón, ahíto de ignorancias y limitaciones.

Noticia para pájaros escrita ayer en el grupo de WhatsApp a las 9:51 a.m.: “Buen día, pájaros. Tristezas, lo nuevo de FBA. Un sentimiento de profunda tristeza me sobrevino el 3 de enero por distintos factores. Se me ocurrió que debía escribir una canción al respecto y así lo anoté en mi Dietario del resto de una vida, en el que manifesté que no la debía componer en el momento, en situación de debilidad, sino darle una semana a fin de que la estética predominara sobre el sentimiento. Y así fue, hasta se me había olvidado el asunto cuando ayer, lunes festivo, saliendo del centro comercial B. me surgió de manera espontánea la primera línea melódica. Me sorprendió, la grabé en el acto, llegué a casa, busqué la guitarra (abandonada desde el Festival Perla de Sinú sobre la mesa de mi estudio), en media hora quedó melódicamente lista y ayer mismo, también como en ráfagas de inspiración, fue surgiendo su letra. Increíble historia, ¿o no? Hoy puedo dar fe de que anoche, pasada por la rigurosidad de la indispensable revisión, quedó ‘felizmente’ finiquitada. En cuanto a ritmo, parece ser un bolero, pero también se asoman en ella el paseo, el blues y la balada, hasta la ranchera. Así que se podrá montar como uno quiera. Una fusión, quizá, aunque me seduce la idea de escenificarla solo en aire de bolero. Y creo que se merece, ¡de una!, meterla en el horno musical. Creo, además, haber encontrado por fin un ‘estilo’ o estar ya transitando por ese camino, lejano cada vez más de ‘lo comercial'. En definitiva, he optado por el arte, así esto signifique hoy día apostarle a la indiferencia y al ‘fracaso’. No será nunca un éxito de mercado, pero sí lo será en esos otros oídos, sensibles y excepcionales, que también existen. Ya la conocerán un día de estos. Por lo pronto, me espera en estos días la grabación de mi voz sobre la pista de En desconcierto, otra canción atípica. A partir de hoy, de vacaciones hasta el 20 de febrero, así que disponible para ‘entristecernos’ un buen rato. Saludos, pájaros de corto y largo vuelo”. Alas Armando se reportó a las 5:38 p.m.: “Paco, qué bueno que sigas con la musa latente, me parece que llevas un promedio de canción por mes y eso es bastante. Espero conocerlas pronto”. A las 7:04 p.m. le contesté: “Más o menos, ya no las busco, las espero. La melodía inicial y el coro de Ilusión de cumbia los tenía grabados en el celular desde hacía tiempo. No surgió para el Festival Perla del Sinú, fue antes de saber que habría festival, le llegó, pues, naturalmente su hora. Pueden surgir dos o tres en un mismo mes, así como pasar varios meses sin componer ninguna. De ahí que nunca componga por encargo ni pensando en que sea grabada por algún cantante en concreto. Además, porque el tema del amor es el que menos me interesa. Por más vueltas que se le dé está trillado. Hay que dejar que sean auténticas y sinceras, que maduren, que esperen ‘su tiempo'. En definitiva, no ser fabricante de canciones”. Coexistencia virtual de aves desconcertadas.

Retorno al Sinú de mi hermano Ceba. Anhelo ese regreso, siempre y cuando que no se vuelva a ir. Son muchos años entre un viaje y otro, diez y cinco meses más desde la última vez. Una nueva despedida sería casi, a estas alturas, un pronóstico de muerte. Hace poco nos envió a sus hermanos un correo electrónico en el que, además de referirse a un tema hereditario, nos manifestó su cada vez más imposible regreso, debido a la enfermedad por la que atraviesa su amada Co, la cual requiere de climas y cuidados especiales. Así que su sueño de terminar sus días viviendo junto al río Sinú o frente al mar de Moñitos se quedará en quimera. Pero anoche llegó con un amigo, su mejor amigo, eso nos dijo, un tipo bonachón y agradable que hablaba español, sin ninguna afinidad artística con él, nos invitó su amigo a jugar dominó en pareja, Ceba y él contra mi hermano Berba y yo, mucho tiempo tenía sin jugar dominó, desde que trabajé como juez permanente de policía hace como treinta o más años, acogí la invitación, acababa de llegar del trabajo y les dije que me esperaran, que iba a bañarme y a cambiarme de ropa, ignoro de qué ocupación vendría, en la actual (que este mes cumple veintinueve años) nunca hago eso, por la coincidencia lúdica supongo que volvía de aquel trabajo policivo en el que hacía levantamientos de cadáveres y no era raro llegar a la casa con el pantalón ensangrentado. Golpear mesas con fichas de dominó e ingerir licor durante turnos interminables era lo que hacíamos para mitigar lo lúgubre de aquel oficio. Cuando salí del baño me estrellé contra la triste realidad de que no había Ceba, ni amigo ni dominó, solo Berba, la ausente, Marx y yo, habitando la antigua casa de la cual Ceba, siendo adolescente, se fue un día detrás de su destino artístico para, por lo visto, nunca más volver. La casa, pese a todo, sigue siendo un feliz refugio, aunque la ausencia de Ceba continúe doliéndome mucho más que su dolor fraterno.

Pasan muy pocas cosas por aquí. En otras épocas de mi vida, la escritura de un diario hubiera resultado más interesante. Los largos años de mi exilio, por ejemplo. De todos modos, escribía en cuadernos, a mano, y en otros libros, en su mayoría poemarios, he ido asimismo dejando huellas. Mi trayectoria de militante estudiantil y político contó con sus propios registros. Y antes de este dietario, los tres libros de Prosas para romper la felicidad aportaron lo suyo. Así que mal que bien he escrito siempre y cada episodio de mi existencia ha tenido su espacio. ¿Pasan en verdad muy pocas cosas por aquí? Pasa la vida, a secas, minúscula y monótona, ¿para qué más? ¡La vida es la aventura!

Enero 15 de 2023, domingo, 1:48 p.m.:

Anoche terminé de revisar por fin dos textos del nuevo poemario (todavía sin título) que he venido escribiendo desde julio de 2022: “No me hables de Dios” y “Ritual 61”. Dos más brotaron en medio de cinco pintas de Roja Monserrate: “Sequedad” y “Creí en el arte”. A las 11:24 p.m. envié el primero al grupo de WhatsApp “Pájaros del reencuentro” y a las 12:38 a.m. el segundo. Alas Fermín reaccionó a las 2:58 a.m. pidiéndome que dejara la angustia existencial. Hoy, a las 10:40 a.m., volví a aletear: “Ojalá pudiera dejar a un lado la angustia existencial. Desde hace muchos años es el motor de todo lo que escribo (poesía o literatura), y en lo musical ha estado también presente. Así que no es una elección. Y desde niño la angustia me ha acompañado en todas las vicisitudes de mi vida, prósperas o adversas. No quiere decir ello que no logre zafarme de su influjo. La angustia también se divierte y entretiene”.

3:30 p.m.:

Reunión familiar. Cuatro hermanos teniendo que hablar de temas incómodos y delicados. Trece años y medio de haber muerto su madre y aún no se efectúa la sucesión por inconvenientes varios. Tampoco se hizo sucesión cuando hace treinta y seis años y tres meses falleció su padre. Razones van y vienen, la petición del hermano ausente se concreta en vender los únicos dos bienes de la herencia y repartir el dinero entre los cinco herederos por partes iguales. Solución ideal, pero no viable en este momento. Obstáculos de orden legal que deberán solucionarse primero, un paz y salvo que falta, líos jurídicos en trámite de uno de los sucesores. Surge entonces el tema que él se sospechaba, a cargo de la hermana mayor. Intuye que fue delegada o se ofreció para tal fin. Los gastos e impuestos de la casa. Lanza la primogénita mortífera propuesta, le parece increíble lo que está escuchando, se repone y plantea de inmediato su enfático desacuerdo. No hay acuerdo, dice, sigamos, si el problema es por habitarla procederé a marcharme y punto, servicios e impuesto no es lo mismo, aclara. Así las cosas, se suma a la solicitud del hermano ausente: vendamos y repartamos. Mientras los otros reaccionan a su postura, él piensa: nunca ha pedido cuentas de nada, se ha conformado con lo que le han dicho, y, si bien su situación económica es quizá más precaria que la de su hermano ausente, jamás ha pretendido beneficiarse económicamente de su herencia. Porque su herencia no es material, la casa es mucho más que eso. La casa es amplitud y bendición, música y poemas, llanto y alegría. Nada más dice. Solo piensa. Podría asumir parte razonable de los servicios, de hecho cancela el gas y no goza de aire acondicionado, pero sus compromisos se lo impiden, puesto que paga arriendo y servicios en el municipio donde trabaja, a una hora de camino. No se exime de culpas, entiende que lo único que puede hacer es renunciar a su lugar sagrado y vivir del todo lejos de este. Se calman poco a poco los ánimos, se habla de arrendar la casa en lugar de venderla. No obstante haber concluido la reunión en términos cordiales, presiente que se produjo una fractura irreversible. No le preocupa la herencia. Preocupa quedarse sin un techo firme bajo el cual vivir. En resumen, venta o arriendo implican tarde o temprano desalojo, el fin de la casa paterna, abandonar la ciudad y que los que no tienen casa propia donde vivir se salven como puedan. Ante eso, de nada sirve ningún acuerdo transitorio, mucho menos si le acarrea el exabrupto de pagar más de la quinta parte que le correspondería legalmente del impuesto. La casa representa la última ligazón con el espíritu familiar, el recuerdo y la protección de aquellos padres generosos. Debe arreglarse para salir, se retira y sube al cuarto que dejará de proporcionarle tranquilidad y cobijo, se le vienen tantas ideas a la cabeza, cierta tristeza en el ambiente, lamenta que el hermano que más la ha habitado tenga igualmente que salir de ella, pensándolo bien sería el gran perjudicado, al fin y al cabo él sólo ha estado más tiempo ahí los últimos tres años debido a la pandemia y está acostumbrado a vivir donde le toque, arrendado, en estratos uno o dos, pero su hermano dónde viviría, aún no se pensiona y la invitación de su hermana a irse a vivir con ella en su casa del mar no es por lo pronto la salida, tener que dejar la casa le traería más gastos de los que ya tiene, en fin, no debería esto acabar así, el corazón de la madre jamás lo hubiera permitido, su hermano fue el único que estuvo día y noche con ella atendiéndola durante su larga y penosa enfermedad, recuerda una frase que citaba su padre, “el tiempo hace estragos en la gratitud, aún más que en la belleza”, todo en esta vida muere, piensa mientras se baña, hasta las casas que creíamos eternas, y no hay fraternidad que pueda más que el interés de cada quien. Nunca has tenido familia, se dice saliendo de la que dejará de ser su casa, aunque suene injusto es la verdad, ningún dinero podrá reemplazarla, ese único sitio en el mundo, acogedor y seguro, al que siempre se podía volver.

Enero 16 de 2023, lunes, 9:05 a.m.:

A las 6:25 a.m. desperté y una hora después volví a quedarme dormido. Despierto otra vez acabando de soñar con el tío Jairo A. Estábamos la ausente, Marx y yo en su casa de Medellín, una casa distinta, más pequeña, aunque también de dos plantas, andábamos de viaje y pasamos a saludar. El tío Jairo A. se encuentra en el segundo piso bebiéndose una botella de Johnnie Walker Red Label con dos amigos, no era su trago, alcanzo a verlo en bata y con un vaso de whisky en la mano, luce aún en sus cabales, se ve bien, joven y vital, no veo a la tía L., habrá salido supongo, ¿todavía bebe?, le pregunto a su hija mayor mientras bajamos por la escalera, me responde que sí, a ratos, no debería hacerlo, es diabético, la menor de las tres primas tiene los mismos seis años de aquella niña simpática y traviesa que se la mantenía loqueando por la casa, y la del medio es la novia de quien más adelante será su esposo, este llega y lo saludo, de repente Marx se indispone y vomita en la sala, cuatro sapos vivos salen por su boca, los cuento, los observo, se ven intactos pero no se mueven, los agarro de uno en uno con un trapo y los voy arrojando al cubo de la basura puesto en la cocina. Es curioso, las primas no tienen perros, qué se harían, adoraban la raza bóxer, la tía L. no aparece, le hacen falta sus locuras a este sueño, habla a mil y le saca chispa a todo, Marx se mejora luego de trasbocar y cuando nos disponíamos a partir siento su lengua trepándose a la hamaca, lamiéndome la cara. Buenos días, Casa, hora de levantarme, sigo en ti, vacacionando, en este cuarto infantil, a salvo de rencillas y alimañas.

1:27 p.m.:

Cita mañana en la Gobernación para gestionar lo del pasaporte de la ausente. Disturbios y protestas, se agudiza el conflicto político en el Perú. Ni modo de viajar por ahora.

6:28 p.m.:

Para el próximo sábado, a las 10 a.m., se me agendó el retoque de la capsulotomía, se pudo adelantar la fecha del procedimiento, ya no con la doctora Luz, la cual, según nos informaron, renunció. Digo “nos” porque la ausente es la que se encarga de estos menesteres médicos, por sus propias enfermedades tiene experiencia en la materia y sabe qué hacer y con quién hablar para mover las órdenes. Espero salir de ahí con el ojo derecho renovado, muchas más páginas por leer y escribir, debo poder regresar al computador, a Santo remedio, es tiempo de acabarlo, así haya desistido de su publicación. Deber es deber, la literatura lo es, escribir no es un juego, la poesía mucho menos, hay quienes se distraen escribiendo historias o midiendo y estructurando versos, descrestando con encabalgamientos y rimas, lo mío es otra cosa, tampoco es que se trate de un sufrimiento, cierta placidez preciso en la escritura, pero es ante todo un asunto de veracidad, de incertidumbre.

Enero 17 de 2023, martes, 9:10 a.m.:

El trámite en la Gobernación parece haber mejorado. Se acabó lo de volver a diligenciar cita por internet para reclamarlo. El viernes 13 de enero se obtuvo la cita con relativa facilidad. Sala de espera. Llega la ausente de la oficina de pasaportes con malas noticias: no tiene huellas en las yemas de los dedos. Debe conseguirse una certificación de un dermatólogo que así lo acredite. Viaje más que embolatado, todo conspira contra mi decisión de superar aquello de los viajes imposibles. No hay por qué extrañarse, la ausente es fruto de la ficción, no existe en realidad y es normal que carezca de marcas dactilares. Adermatoglifia congénita aislada. Así se le llama a esto que se describe como “defecto del desarrollo durante la embriogénesis, genético y poco frecuente, caracterizado por la ausencia de crestas epidérmicas”. O sea: es posible que la ausente no haya sido inventada por el deseo y de verdad exista. Una vez se la presenté a un condiscípulo de Derecho cuando nos graduamos de Abogado, Javier M., quien, después de dos medias de Aguardiente Antioqueño y de contarnos sus fracasos amorosos, sorprendido con el trato apacible de la ausente me preguntó: ¿dónde las venden? En el Sinú, le respondí, de noche, en la calle 36 entre carreras 6 y 7, en una casona convertida hoy en parqueadero, hay que estar borracho para descubrirla y quedarse dormido un par de horas en su acera y escribir un cuento que se llame El ruido y después otro que se llame Cuando la muerte ama. Salimos, pues, de la Gobernación a buscar un dermatólogo experto en constataciones de invisibilidad.

3:33 p.m.:

Esperando una hora más para irme a correr. Correr es un decir. A paso de sexagenario, pero aún con bríos. Si todo sale bien el sábado, recuperada la visión saldremos de viaje la semana entrante. Cambio de planes: lo del Perú puede aguardar. Lamentaré que no coincida con la parte final de este libro, experiencias que seguramente relataré en algún otro proyecto literario. Problema: ¡Marx! ¿Dónde y con quién dejarlo? No se quiere comer el concentrado, lo que dificulta ubicarlo en guardería. Cartagena, Barranquilla, Santa Marta, Medellín, Bogotá y Bucaramanga entre los posibles destinos, o tal vez vayamos a ciudades que no conozcamos como Neiva y Tunja, a municipios o a pueblos que no sean capitales, por qué no a San Andrés, sería otra forma de quebrar lo imposible.

Enero 18 de 2023, miércoles, 10:07 a.m.:

Ofuscación y muchas lágrimas. Es segunda vez que veo el ataúd y dentro de él a mi sobrino Camilo C. y a mi hijo FJ, ambos como cuando eran niños, parecen dormir, hay dos niños más que no identifico, intento tomar una foto con la cámara del celular, no encuentro el ícono en la pantalla, el llanto no me deja, la primera vez que los vi no quise hacerlo, no recuerdo cuándo ni dónde fue, como tampoco si estaban juntos o separados, ignoro por qué se me da ahora por fotografiar tan mal recuerdo, por fortuna el estado de turbación en que me hallo me lo impide, el lugar no es un cementerio sino un centro comercial, estamos afuera ya que hay un evento y el acceso se encuentra restringido, parqueo la DT-125, almorzando no sé qué en el parqueadero externo se me aparece una señora diciéndome que en un rato me traerá el pedido, un supuesto pedido que se hizo a uno de los negocios de la plazoleta de comidas, en lugar del pedido salió el ataúd, la única forma de huir de esa espantosa pesadilla es abriendo los ojos, los abro, los vuelvo a cerrar, me percibo entonces buscando casa donde vivir, alguien me prestó treinta millones de pesos, los intereses son altos, de nuevo aquel edificio bajo amenaza de derrumbarse, apartamento en el segundo piso de un bloque esquinero, reparaciones varias, muchas dudas al respecto, esto de no tener techo es también angustioso, qué hacer, de un momento a otro, sin contemplaciones, me echaron del inmueble que parcialmente ocupaba, tres días después lo asimilo con mayor claridad, mientras las cosas se dicen uno las escucha sin captar todas sus consecuencias, debí haber explotado, la intención fue esa desde un principio, dos arriendos a la vez no los puedo pagar, así que tendré que irme de la ciudad, abro otra vez los ojos y el panorama se me despeja un poco, los cierro enseguida para subirme a la moto, prenderla y salir disparado hacia el pueblo donde tengo, en alquiler, un pequeño espacio en forma de rectángulo, en el que sabrán encerrarse mis pobres ilusiones.

Enero 19 de 2023, jueves, 8:39 a.m.:

Reviso la voz de En desconcierto, grabada ayer por la tarde en el estudio. Más de un mes sin utilizarlo, aseo general antes de ponerlo en marcha. Juan M. la espera para terminar de grabar instrumentos, incorporar coros y hacer la mezcla definitiva. No repito frases o palabras, pues siento que quedaron bien, limpio la voz, ajusto volumen, procedo a afinarla pasándola por el Melodyne. En el proceso de captura procuro siempre que la voz quede lo más afinada posible, con el fin de que las correcciones con el editor sean mínimas. Escucho el resultado. Satisfecho. Tiene mi estilo, mi sello, mi debacle.

4:32 p.m.:

De nuevo en la Gobernación. La ausente ya es presente, consiguió en menos de cuarenta y ocho horas cita de dermatología en el Instituto Prestador de Salud, expuso su caso a la Trabajadora Social y esta la remitió a la directora, a las 2 p.m. fue atendida y así reza en el documento: “dermatitis de contacto, lo cual le dificulta la lectura de huella digital”. Son las cinco cuando la veo entrar a la sala de espera con la orden de consignación bancaria. El banco cerró a las cuatro, toca mañana, y a más tardar el miércoles siguiente tendrá su pasaporte. Las alas del vuelo inca conspiran otra vez a favor.

8:30 p.m.:

Una joven bastante atractiva, que viste de camiseta y bluyín, se me acerca a la ventanilla haciendo señas con la cara y las manos, algo dice, algo que podría ser confirmación o pregunta, «siga usted llorando» o «está usted llorando», lo relaciono con la canción de Kany García que escucho en los parlantes, reproducida en YouTube desde el celular, conectado este por Bluetooth con el BNY48V Audio del vehículo, comparo la calidad de esta canción titulada Alguien con la baratija viral de una famosa cantante colombiana que decidió vengarse con desparpajo de su ex, una escritora bogotana apeló a un sofisticado discurso para solidarizarse y defenderla, basura es basura por más intelectualidad que se le meta, la canción no da para tanto, ni teorías ni poses académicas, solo despecho violento, sin ponerse a medir las intenciones, la inteligencia es capaz de explayarse irreflexiva. Como creo que la chica se está burlando de mí, me hago el desentendido, o podría tratarse de un atraco y busco por los alrededores a sus compinches, ella insiste, las señas se acentúan, se acerca aún más, luce apurada, «llorando», «llorando», cedo a su urgencia, bajo el vidrio y oigo que me dice: me estoy orinando y voy a agacharme en este árbol para que por favor no me mire. Tranquila, dale con confianza, le contesto sonriendo. Orinando, eso era lo que me decía, y yo creyendo que se trataba de mi embeleso con la canción de Encarnita. Contravención de policía. A pocos metros de la populosa calle 41. No le importaba la multa, sino el pudor. ¿Cuánto esperar? Calculo unos tres minutos y me percato de que la joven se fue sin despedirse. Pura imaginación. La meada más bella que he dejado de ver en mi vida.

Enero 20 de 2023, viernes, 7:45 a.m.:

Días veloces. Conciencia mucho más clara de la rutina que se va viviendo casi con idéntica puntualidad. ¿Cómo parar todo esto? Detener el tiempo es posible. Sentarse, por ejemplo, en un sitio cualquiera a pensar, mientras más se piense más aislamiento se consigue, recordar episodios, uno lleva a otro, concentrarse, profundizar, retroceder sin miedos. Es aconsejable, además, cambiar de hábitos, de rutas, sin olvidar que la rutina es asimismo placentera. Sin ella, escribir perdería esencia, vigor, genialidad.

Dios (o quien o lo que haya sido) nos diseñó como debía ser: con fecha de vencimiento. Somos nosotros los que, por apegarnos al don maravilloso de la vida, aspiramos ilusamente a más.

¡Gracias a Dios!, exclama un padre cuya niña robada apareció con vida, sana y salva. ¿Es acaso Dios el culpable cuando lo que se le pide no se concede o el final no es tan afortunado y feliz? No es Dios, son los hombres. Dios no es responsable de lo que estos hagan con su reino.

Pero Dios tiene poder. Lo he comprobado. Actúa en la vida de los hombres. ¿Por qué unas veces sí y otras veces no? Solo él lo sabe. La historia de sus descuidos es misteriosa y fascinante.

Sí ocurren cosas. Por momentos son tantas que algunas se me escapan. Saber observar y decidir qué tiene y qué no tiene valor para ser literaturizado es toda una sapiencia. La intuición aporta. A la postre, todo es escribible. Todo es desechable.

11 a.m.:

Consignación realizada, cafetería, hay que bajarle a este gasto, recuperar el café casero, aunque alternar cafeterías sea parte de la terapia contra la depresión y la ansiedad. Vuelvo a casa y entro a mi estudio de grabación. Un poco más de limpieza a la voz, algunos técnicos prefieren dejar los sonidos del intérprete al respirar, me gusta quitarlos, subo el volumen a algunas   palabras y repaso la afinación. Pausa para almorzar. Retomo el trabajo musical a las 2:30 p.m. y a las 4 p.m. le envío a Juan M, por WeTransfer, la pista de la voz y la letra de la canción para que se la pase a la corista. La capsulotomía implica parar ejercicios por unos días. Salgo a cumplir con los once kilómetros que hoy me propongo como meta.

Enero 21 de 2023, sábado, 9:13 a.m.:

Panadería cerca de la clínica donde se me realizará el procedimiento. Tinto para detener el tiempo. Pienso y escribo. Espero y confío. Intranquilidad. Perseverancia.

11:52 a.m.:

Procedimiento exitoso. Claridad del ojo derecho recobrada. ¡Qué alivio! Dan ganas de mirarlo todo, de rever lo no visto bien, como si estuviera estrenando ojo. Gracias, ojo izquierdo, por el sobreesfuerzo realizado durante meses. Le pregunto al médico por las contraindicaciones. Ninguna, solo un par de colirios por quince días. La vez pasada me ordenaron reposo, gafas oscuras, incapacidad de tres días y me prohibieron el celular, ver televisión, bajar la cabeza y hacer ejercicio. Cada facultativo con su tema. ¡El que sabe, sabe! Vía libre para brindar esta noche, con una sola jarra, por el regreso de las luces y las sombras perdidas.

1:56 p.m.:

La herencia. Comprender, por último, a los que quieren resolver de manera legal ese asunto o lucrarse de algún modo para mejorar su situación. Lo legal debe hacerse. Pero ¿para qué prescindir de la casa a estas alturas? En la edad de los desenlaces se supondría que no es hora de inventarse nada ni arrancar de cero, sino de conservar lo que se tiene. Entender, por supuesto, que para quienes no la habitan carece de interés su permanencia, siendo el dinero lo único que les representa beneficio. Chao, Casa, tu disolución es inatajable. Tus tristezas seguirán siendo indestructibles.

3 p.m.:

Tampoco la escritura se salva de la rutina, admitida en consecuencia como obligación. Lo que hoy es regocijo visual, en unos días será normalidad y costumbre habiéndosele pasado ya su éxtasis. Sin embargo, no ocurre lo mismo con la escritura, cuya rutina no anula el entusiasmo creativo. Sin horario y sin sitio determinado. Escribir es, al menos en mi caso, una dolorosa liberación.

4:05 p.m.:

Situación política en Perú recrudecida. Destitución y cárcel para el presidente, estado de emergencia, petición de dimisión de la actual presidenta y de cierre del Congreso, reforma constitucional, convocatoria a nuevas elecciones, sube la cifra de muertos, turistas atrapados, cierre de aeropuertos. Chao, Lima, por lo pronto te mantendré vigente en mis anhelos. Plan B, hora de elegir el destino. En Colombia, un congresista dizque afrodescendiente trata al presidente de guerrillero y de delincuentes a sus ministros, invitando en sus redes a la marcha más berraca que se haya hecho en el país. ¡Qué loca es esta nación! Y el Estado le paga más de treinta y cinco millones de pesos mensuales a ese pelagatos. Paro Nacional 14 y 15 de febrero de la extrema derecha, y para el mismo 14 los partidarios del gobierno popular citan su concentración. No dejarán de llegar turistas extranjeros ni de movilizarse por sus asuntos los nacionales. En Colombia, ninguna marcha tumba un presidente, mucho menos la comandada por un joven fanático descerebrado. Atributos de su orgullosa democracia.

6 p.m.:

Recomendación para implicados: todo lo aquí escrito es literatura. Vana e inofensiva literatura.

FRANCISCO BURGOS ARANGO (FBA)

(continuará) 

Comentarios

  1. Qué injusta es la palabra del escritor, cuando confunde la ficción con la mentira.

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    1. ¿Será? Me suena a "fraterna" (o ex fraterna) implicación... Reitero la recomendación final. Porque verdad o mentira, eso es lo que es: literatura, humus. ¿Verdad? ¿Mentira? ¿Quién puede sentar cátedra al respecto? Nada es absoluto. Ojalá algo lo fuera... La literatura, al menos, se atreve a fingir (o a mentir) y no se esconde, así confunda también a veces la ficción con la verdad. Saludos.

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  2. En el escrito se observa la angustia existencial del autor que parece acepta la perdida de la casa paterna que tanto ama y calla a la hora de definir su venta o su alquiler. Es quizás cobardía en el fondo? el no luchar por lo que quizás no lo hace feliz, sino acaptar ser un fracasado y aceptar pasivamente ser un fracasado e inconforme a la vez?

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    1. Sí, de acuerdo; buen análisis. Todo eso contribuye a decantar el perfil psicológico del personaje. Porque es ante todo eso: un personaje, en el que la angustia existencial se hace evidente. Claro está que no hay equivalencia absoluta con la realidad. Gracias por comentar. Un abrazo.

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