DIETARIO DEL RESTO DE UNA VIDA (vigésima tercera entrega)

Noviembre 17 de 2022, jueves:

Hoy cumplo 61. Días sin escribir, dándole descanso a este oficio de diarista. Mucho por leer. Pienso en Balzac, Lowry, Joyce, tres libros que siguen sobre mi escritorio esperando a que mi desazón penetre en ellos. Cafetería en zona norte de la ciudad, un tinto para ambientarme y retomar la escritura, una nueva canción en curso, Ilusión de Cumbia, así la titulé, melódicamente terminada, letra todavía en proceso, varios días dándole vueltas, Pizarnik, Alejandra, sus Diarios, 1102 páginas, reto enorme en un tiempo en el que mi tiempo ya escasea y debo ocuparme en diversos asuntos a la vez, la vida siempre alcanza, me digo esperanzado, tratando de controlar mi ansiedad, “día ansioso, mi ser se agita”, escribe Pizarnik en su cuaderno de agosto de 1955, eterno intento de escudriñar su yo, “lágrimas que son benéficas”, una cita de Proust reivindicando la grandeza de los nerviosos, “¿por qué este eterno sufrir?”, se pregunta Alejandra, coincidir con ella en el consuelo de pensar “en el material literario que puedo obtener de estas veleidades de mi cerebro”, se refiere a los sueños, sin los sueños este diario que yo escribo a lo mejor no existiría, sentir igual que ella “la sensación de pérdida de energía de la imaginación”, posible incidencia en ello del antidepresivo, la depresión, la ansiedad, la angustia son extraordinariamente literarias, pero también, por supuesto, sumamente peligrosas, ratos de eufórica esperanza, casi optimismo, vuelta a su fiel frustración, ay, Flora Alejandra, pienso en tu dolor existencial, solo treinta y seis años pudiste soportarlo, te dolía mucho sin pensar por qué, solo sabiendo que te dolía la existencia, y yo hoy acá, desde tan lejos, resistiendo doblemente la vida que tanto te agobiaba, bebiéndome este café dulce y cotidiano mientras pienso en ti y en Alfonsina Storni, dos años y medio de edad tenías tú cuando esta se lanzó al mar desde la escollera del Club Argentino de Mujeres en Mar del Plata, ambas nacieron un 29 y murieron un 25, tú naciste en abril, ella un mes después, en mayo, tú te suicidaste en septiembre, ella un mes después, en octubre, tú a los 36 años, ella a los 46, ¿habrás pensado en todo esto a la hora de ingerir la sobredosis?, ¿serán acaso estas coincidencias más bien cálculos emanados de la Gran Fuerza Universal? Tu diario lo atestigua: leías los poemas de Alfonsina, te gustaban, pensabas en su muerte y te afligías. Hoy cumplo 61, un año más cerca —como esos versos últimos de Pizarnik encontrados en el pizarrón de su recámara— del fondo al que ella nada más quería ir.

11:19 p.m.:

Al final un cumpleaños sin torta, sin las dos velitas formando el par de números cumplidos, sin bombitas de colores, sin recortes de letras en la pared, sin serpentinas, sin happy birthday to you, sin fiesta, sin trago, sin amigos. Solamente un día por el que es inevitable pasar deseando que culmine pronto. Creo recordar que alguna vez (muy lejana ya) quise lo contrario: que no se terminara nunca, y cómo me entristeció el haberse acabado tan pronto. Un día, pues, el de hoy en el que me fui a trotar durante dos horas y no hubo tampoco almuerzo o cena especiales en casa o restaurante. Un día corriente en el que pensé que tal vez sería mejor celebrarlo como se debe, alejando así tanto pensamiento preocupado. Quizá lo haga el sábado. Quizá convoque a los pájaros del desencuentro a irnos de tienda por ahí. Quizá valga la pena un sol de afirmación en esta opaca ruta.

Noviembre 18 de 2022, viernes:

La poesía. Rápida lectura de algunos poemas de Octavio Paz, Leonard Cohen, Juan Gelman y Paul Auster. Necesidad de que este día sea ante todo musical. Un poema del que todavía no logro una versión definitiva, una cumbia cuya letra continúa a mitad de camino. Imposible avanzar en el poemario innominado mientras el susodicho poema no atine a convencerme. Le daré unas horas más y si su falta de fluidez persiste tendré que eliminarlo. La cumbia va bien, creo saber hacia dónde dirigirla.

Se frustró el video de Entre la muerte y la vida. No hemos vuelto a hablar del tema con alas Carlos, su productor. Era de esperarse, las cosas hay que hacerlas aprovechando el momento en que las condiciones están dadas. Aquel sábado en la tienda de la 35 fue espectacular, recuperar ese aliento va a ser difícil.

Reanudando el curso normal de la vida común de todos los días. La repetición. Tintos y deditos de queso en “Productos Frescos de La Finca”, la ausente a mi lado, sus diligencias médicas, cirugía pendiente, visita a la sede principal de la entidad en la que laboro, conversación con afiliados y compañeros de trabajo, camaradería, risas y promesas, hora de almorzar, Alamedas, llamada de alas Laurel, casi una hora de charla, me cuenta sobre una deuda de alas Fermín aún insoluta, está un poco molesto por eso, le sugiero esperarlo hasta el lunes, salpicón de salmón, arroz frito y ensalada con vinagreta, regreso a casa, hamaca, segundo y último tinto del día, descanso, 5:37 p.m., mensaje de alas Laurel reportando el pago de alas Fermín, qué bien, siquiera, le respondo, prohibido enemistarse, salida por la noche con la ausente y con Marx a comprar lo de la cena, Marx no perdona su paseo en carro, desde las seis está pendiente en la puerta, apenas se olfatea nuestra intención de salir da mil giros de alegría, pasada por el hotel de alas Armando, me había llamado al mediodía y no pude contestarle, le canté, a capela, lo que llevaba de la cumbia, sonrió satisfecho, es bastante festivalera, dijo. Otra vez en casa, llegada también de Josefina, está en la pared, debajo del cuadro, muy cerca del piso, al alcance de Marx, este la advierte y se le acerca a molestarla, noto que Josefina no croa cuando está visible, Josefina da varios pasos o saltos y se esconde detrás de las mariposas negras, hay un hilo de color café que brota del orificio por donde se metió, excreción de ella supongo, sigo en lo del poema y la letra, vemos un rato televisión, sacada de Marx a la calle con collar para lo de sus necesidades, no puede salir suelto porque se le da por irse lejos y toca ir a rescatarlo para que no se pierda, ya se ha escapado varias veces y no sabe cómo regresar, la última vez por suerte lo pudimos ubicar, la letra de la cumbia va viento en popa, sendero despejado, en cuestión de nada se aclara el panorama, valga la rima, fluye, falta poco, precisar o cambiar algunos términos, corregir acentos en el fraseo, dos o tres frases antes del coro, a eso de las 11 apagamos el televisor y subimos a nuestro dormitorio, dándole a una frase de la cumbia me quedo dormido en la hamaca con las gafas puestas y la luz del cuarto encendida, la ausente me despierta pasadas las doce, salgo de la hamaca, voy al baño, orino, apago la luz y vuelvo a la hamaca, me quedo otra vez dormido con otra frase zumbando alrededor de mi cabeza.

Noviembre 19 de 2022, sábado, 12:42 p.m.:

Luz verde. Poema y canción esta mañana finiquitados. La cumbia terminó oscilando entre lo poético y lo festivalero, la frase que tanto busqué anoche se levantó diáfana y victoriosa como si hubiera salido de un sueño. Resurrección de Entre la muerte y la vida, a las 3:30 p.m. pasará alas Carlos por mí para ir a Lomas de Sierra Chiquita a grabar algunas imágenes. Este sábado promete grandes cosas, leve malestar de resfriado, habrá que prescindir de las cervezas.

9 p.m., aproximadamente:

De todas las fotos tomadas en Sierra Chiquita, a orillas del río Sinú, selecciono solo dos para hacer una publicación en Facebook. Escribo el texto en el Word del celular, copio y pego: “Dos fotos, retomando grabaciones para el video de mi canción Entre la muerte y la vida. Comenzó no sé qué día, se frustró, pero hoy volvió a nacer. La terquedad es a veces virtud. Qué vaina tan jodida esto de intentar hacer música que aspire a perdurar”. Agrego un fragmento de su letra. Resultado: treinta y tres “me gusta”, ocho “me encanta”, siete comentarios y una vez compartido. Lejos, como siempre, de hacerse viral. Reparo en los nombres y es más o menos la misma gente que sigue mis noticias en el libro de caras. Se les agradece la fiel sintonía. Me gusta el sonido de “Prisma”, un patio de cemento a la intemperie, ando mejor del resfriado, cinco Club C. dorada y a dormir se dijo. Las grandes cosas que este sábado prometía de alguna manera se dieron. Agradable estancia junto al río, estadero, un jocoso anfitrión, música de salsa y de bolero, varias tomas para el video, compañía de alas Carlos, de un vástago suyo idéntico a él y de alas Fermín, un fragmento de Amor sin fronteras, mi voz, mi guitarra, la penumbra, el caudal protagónico, grabado por alas Carlos con su celular, inolvidable en verdad. La vida sigue siendo mágica después de todo. Maticemos: la vida es a veces mágica ante todo.

Noviembre 22 de 2022, martes:

Un amigo se esconde en el humor para publicitar su participación en un encuentro internacional virtual de lecturas urgentes de poesía. Qué cantidad de poetas hay en todos lados. Paso por fotos y nombres y encuentro algunos conocidos. Son centenares. Con la directora general de la fundación que lo organiza coincidí una vez en una lectura presencial en Tolú, recuerdo que se me acercó a manifestarme que le había gustado mi forma de leer mis versos y días después, por petición suya, le envié en PDF mi libro Cantando a destiempo. Nunca me contactó para nada. Un día cualquiera me convertí en Martín del Castillo y le perdí el rastro, hasta hoy que vuelvo a saber de sus urgencias poemáticas gracias al ingreso de mi amigo en su círculo de poetas ilustres. “Unidos en la premura de los versos”. Tremendo el eslogan. ¡Qué premura ni qué premura!, ¡qué urgencia puede haber en lo poético! Lo único que le urge a la poesía es que la dejen quieta sin manosearla con embelecos democráticos en los que cabe cualquier mediocre con ínfulas de poeta. Así pues, además de no ser parte de las roscas literarias, tampoco pertenezco al pluralista fervor de la poesía. Inexistencia en términos absolutos. Mejor porvenir, ¡imposible!

Noviembre 23 de 2022, miércoles, 8:40 a.m.:

En el trabajo, esperando a las partes de una audiencia de conciliación que cité para las 9 a.m. Página 123 de los Diarios de Pizarnik. Se le ocurre que debe tener una concepción un tanto retrógrada del artista, que “ahora un artista es un ser sociable y reflexivo como cualquiera que no lo es”, que “ya no hay lugar para el solitario, neurótico y bohemio artista (romántico)”. Qué tal que hubiera conocido a los poetas de las redes sociales, a estos distinguidos especímenes de hoy día que se desviven por estar en todas partes, presencial o virtualmente, posando para la foto muy orgullosos de sus potables versos. Disto mucho de ser un poeta de verdad, pero al menos he asumido la convicción de que la poesía no es para lucirse, y menos para recibir aplausos. Elegí aislarme por un asunto, además, de tranquilidad, y como me dijo alguna vez un connotado escritor monteriano, “ser eremita es también el cumplimiento de un destino”. ¡Loor a la poesía que se esconde del farandulero ruido!

Se avecina encuentro lasallista promoción 1979. Noviembre 26. Orquesta de salsa, banda de catorce músicos y conjunto vallenato. Indecisión de asistir. Remover de nuevo la nostalgia y una resaca monumental el 27 sería catastrófico. Aún no cancelo la cuota que se fijó para contribuir al éxito del evento. Lo haré ese mismo día, si es que me decido a ir. Invité a alas Leonardo por si las moscas, con el fin de hacer una presentación musical de las que realizamos para EN DESCONCIERTO. Me anima la idea de reencontrarme, después de cincuenta años, con mi inolvidable amigo de infancia Alberto M. Él confirmó asistencia, motivado por una conversación que tuvimos. No contaba yo con que EJ nos visitara en estos días, llega mañana de Barranquilla, habrá que esperar hasta el sábado para saber qué hacer.

Noviembre 25 de 2022, viernes, 11:11 a.m.:

Hace cuatro noches soñé con Ernesto Sábato. Estábamos en mi casa paterna y curioseaba él en mi modesta biblioteca de la habitación donde la ausente y yo dormimos cuando no estamos en Sahagún. Bruno seleccionaba algunos libros para llevárselos en préstamo, los escritos por él sobre todo. Fui un fiel lector de su obra y desde joven la colecciono. Le mostré otros libros que no llamaron su atención y se entusiasmó por último con La Poesía, de Johannes Pfeiffer, y Poéticas del Siglo XX, compiladas y publicadas por Carlos Fajardo Fajardo en octubre de 2013. A Borges lo inmortalizará su poesía, no su prosa, le escuché a Sábato decir cuando salimos del cuarto y del sueño. ¿Qué raro? ¿Por qué soñar con Ernesto a estas alturas? Recuerdo cuando lo conocí en el Paraninfo de la Universidad de Antioquia, en el Edificio San Ignacio, Aula Máxima repleta y una emoción indescriptible al ver y escuchar al autor de Sobre héroes y tumbas, novela que acababa de leer hacía poco. No vino a hablar de literatura, sino de política y de derechos humanos, su literatura está en sus libros, precisó, lo trajo a Colombia el Nunca más o Informe Sábato relativo a las desapariciones de personas en Argentina durante la dictadura militar, Comisión Nacional presidida por el renombrado escritor de Santos Lugares. Cuando salí a la Plazoleta San Ignacio me fui pensando en Bruno, en Martín, en Alejandra Vidal, y nunca se me ha olvidado aquella gran enseñanza de que la literatura es la obra y no la cháchara que se propaga sobre ella. De acuerdo. La literatura es escribir. Fui uno de los lectores que creímos en él y que, a sus noventa y nueve años —tal como nos lo pidió en la frase final de La resistencia— lo ayudamos a morir.

Sueño a veces con la nada. Pero ni soñando consigo vaciarme por completo.

Corazón pequeño. Anoche soñé que me hacían una resonancia en la cabeza y el médico, al ir leyendo el resultado, iba haciendo gestos de preocupación, hablaba, creo, de pólipos. Su diagnóstico no tuvo que ver con el cerebro ni con el colon, sino con el corazón. Corazón pequeño, sentenció. ¡Lo sabía! Soy sentimentalmente defectuoso. Intenté buscar en el internet onírico qué significaba esto, pero otro sueño con una fiesta o algo así se me atravesó. Corazón pequeño, me dije abriendo los ojos, pensé en escribirlo en el Word del celular pero no me fue posible, seguía hundido en la hamaca, pesado, sin fuerzas, y el teléfono lo tenía lejos, sobre el escritorio. Una hora después me levanté por fin y fui al baño, había olvidado el sueño, intenté en vano recordarlo hasta que, sin pensar en él, por ahí hora y media más tarde regresó inexplicablemente nítido: corazón pequeño. Indagué al respecto en el internet de la vigilia. Se trata de una patología que afecta a los recién nacidos: síndrome de corazón izquierdo hipoplásico. ¿Cómo puede uno soñar con algo que no conoce? ¿Qué me estará queriendo decir este sueño enigmático y al parecer tardío?

7:40 p.m.:

¿Para qué les urge tanto la poesía? ¿Será acaso para salvar el mundo? ¿Salvarlo de qué o de quién? De la poesía, supongo. La poesía es un problema, no una solución. Esa visión edulcorada y bonachona que dan de ella es irrisible, por decir lo menos. No la conocen en absoluto. Su único apremio es el de su ansiedad intrínseca e infortunada. Lo demás es majadería.

Noviembre 26 de 2022, sábado, 9:19 a.m.:

Viendo el partido de fútbol entre Polonia y Arabia Saudita. Mundial de fútbol en acción desde Qatar. Alas Leonardo me llamó anoche para decirme que ha estado toda la semana enfermo, virus gripal, quedó en llamarme hoy a ver si puede asistir o no al festejo lasallista. Lo más probable es que se quede en casa. Indecisión que persiste. De esas indecisiones sobre las cuales nunca termino resolviendo nada, dejando que los hechos se manifiesten por sí solos. A las 4 p.m. empezará el convite. Algunas horas todavía para seguir alimentando la intranquilidad. Tics nerviosos agudizados. Hacía rato no se me movilizaban en demasía. Síntoma inequívoco de crisis de ansiedad.

Alas Fermín me envió anoche, por WhatsApp, la convocatoria del concurso nacional de canción inédita del VI Festival Perla del Sinú de Montería. Ilusión de cumbia, qué rápido te llegó tu hora. El 19 de noviembre viste la luz y seis días después te llega la posibilidad de concursar. El miércoles 23, sin saber del concurso, se me dio por grabar su maqueta en el estudio de Juan M. en Sahagún. Estábamos revisando la grabación de otra canción de mi cosecha, titulada En desconcierto, y le hablé a Juan M. de la cumbia. Grabémosla, me dijo. Cuadramos hacerla con gaita y guitarra, sin afán. Anoche llamé a Juan M. para priorizar y agilizar la grabación de la cumbia, pues las inscripciones se cierran el 5 de diciembre.

10:14 a.m.:

Se reporta alas Leonardo para enviarme, también por WhatsApp, el afiche del concurso. Hay festival, luego te llamo, me escribe. No me dice nada sobre el reencuentro colegial de hoy. Entusiasmo de pájaros. Alas Fermín concursará y alas Leonardo será su intérprete. Tendré que cambiar de estrategia para poder competir con algún nivel de peligrosidad. Tres participaciones en ese festival, dos finales, dos podios. Muy encima todo, leo que el festival se realizará del 9 al 11 de diciembre, muy poco tiempo para grabar, ensayar y que un cantante se aprenda y mecanice la letra de la canción. Pero bueno, son gajes del oficio. Dudo ahora entre si meterme o no en este berenjenal. Desde ya, experimento el tremendo estrés que esto provoca.

10:43 a.m.:

¿Por qué pensaré tanto las cosas? ¿Para qué considerar tantas aristas? Todo, al final, es simple: un sí, o un no. ¡Pero qué va! La vida no es tan fácil, y es su complejidad la mayor de sus riquezas.

12:10 p.m.:

Llamada de alas Leonardo. Está mejor de salud, pero se le nota poco animoso. Me habla de que asistiría solo por acompañarme un rato, sin intenciones de beber y parrandear. Tal vez se cante a lo sumo un par de canciones, dependiendo de cómo esté su voz. Quedamos en que me llamaría a las cuatro. Pero descarto de una vez su compañía. La idea era jaranear en forma. En cuanto a mi asistencia, dejaré que la tarde decida por mí.

FRANCISCO BURGOS ARANGO (FBA)

(continuará)

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