DIETARIO DEL RESTO DE UNA VIDA (décima sexta entrega)

Agosto 6 de 2022, sábado, 8:06 a.m.:

Una semana sin escribir por aquí. Así debe ser. Para que este ejercicio literario pueda sostenerse en el tiempo y no entorpezca otras labores del quehacer artístico, deberá necesariamente espaciarse en su escritura, pues de lo contrario terminaría siendo agotador e irresistible. Además, no me ha ocurrido nada de interés en estos días. Además, nunca me ocurre nada de interés. Además, si dependiera de ello no estaría arribando a las primeras doscientas páginas. Su publicación, por tanto, dejará de ser semanal. Solo cuando las circunstancias lo dispongan. Nada de obligatoriedad y pesadez. Fluir, solo fluir.

He dejado pasar varios sueños sin registrarlos. Hasta este de anoche que me parece tener alguna relevancia. Mi amigo Óscar O. me invita a una reunión de egresados. Pero no son lasallistas, sino bolivarianos. Increíble que personas que no se conocen sean amigos en el mundo onírico. Total, que una de las egresadas invita a una amiga suya para que me acompañe en el encuentro. Estoy viviendo otra vez en Medellín (qué obsesión, qué condena, por Dios,), mi hijo mayor vive también en dicha ciudad y esa noche me invitó a comer en su casa, él cocinará, su madre está de visita y quiere agasajarla, me coinciden los dos compromisos y debo elegir uno, decido adelantarme e ir a saludar a los egresados, después, a la hora prevista, estaré como sea en casa de mi hijo. De uno en uno empiezan a llegar los egresados de Derecho, es tanta la satisfacción que optaron por venir temprano. Ha pasado el tiempo, cuarenta o más años de por medio, los voy reconociendo con dificultad, algunos de ellos preguntan quién soy, Pacho Burgos, les responden, sonríen, de qué se acordarán, de mi silencio sepulcral supongo. Con Óscar O., compañero del colegio y no de la universidad, me había visto por la tarde, fuimos a ver un partido de fútbol y ahí fue cuando me invitó a una reunión que no era suya, aunque sí, ¡lo es!, pues lo veo llegar y se saluda con todos sus colegas abogados como si de veras hubiera estudiado Derecho con nosotros. A mi lado se ubica una mujer que no conozco, me había dicho Óscar O. que la invitada a ser mi acompañante era fea y gordita, pero esta no se ajusta a esa advertencia, minutos después se aclara la cosa y mi vecina se cambia de lugar, ocupando su puesto una mujer gorda no tan fea, todo lo contrario, portadora de una belleza extraña y colosal, decido quedarme un rato más y es cuando los egresados empiezan a jugar un macabro juego consistente en mutilarles las manos a los perdedores, el juego me asusta y aprovecho la proximidad del compromiso con mi hijo para excusarme, paro un taxi, me subo a él y el viaje dura una eternidad, dando vueltas y vueltas sin poder salir del laberinto, llego una hora después a casa de mi hijo pero todo está bien, todavía a tiempo para cenar. Carne asada, mi hijo se quema una mano, por fortuna no es nada grave y la noche termina de manera alegre. Antes de dormir pienso en el juego de los egresados, estornino le llamaban, ¿habrán quedado todos mutilados?, ¿cómo estará mi amigo Óscar O., quien desde la época del colegio sabíamos que tenía una pierna de palo? Se me ocurre que debió haber quedado una sola mano intacta, la última del ganador final. Al día siguiente decido volver al sitio del encuentro, un hotel del barrio El Poblado, con el fin de indagar en torno a lo ocurrido. En la piscina del hotel varias mujeres se realizan corte y pintura de uñas de pies y manos, las manos que hacen el trabajo salen del agua y es lo único que se les ve a las manicuras y pedicuras, ¿qué tendrá que ver el pájaro español domesticable, que es capaz de reproducir los sonidos que se le enseñan, con ese juego atroz? Espiando estoy cuando veo venir a mi amigo Óscar O. acompañado de su mujer, en su brazo izquierdo le falta el antebrazo y la mano la tiene pegada al muñón, parece aún funcionarle, me saluda con ella como si nada y es entonces cuando aparece en escena Jorge B., un amigo escritor, tocando guitarra y cantando la primera frase de una canción que estamos componiendo juntos dedicada al juego del estornino. Ajá, Sigmund Javier, dame alguna explicación o pista de este sueño… Hum, este, no sé, estoy leyendo, dame más tiempo, la cientificidad de los problemas oníricos está fundada en la relación del sueño con la vida despierta, el material onírico o la memoria en el sueño, y los estímulos o fuentes de los sueños, ya te contaré más. Dale, seguramente lo de la mutilación tiene que ver con “El caso Hartung”, miniserie danesa vista hace poco en Netflix, y que sea el amigo Óscar O. el único ajeno a la promoción de abogados bolivarianos tiene que ver con su condición física de cercenado. Todo se relaciona de algún modo, y el campo de los sueños no debe estar exento de influencias recíprocas. En todo caso, la literatura parece no ser confiable, tal como lo advirtió Freud en el prólogo de su libro. En otras palabras, los sueños narrados en la literatura contienen una alta carga ficcional que no los hace aptos para ser examinados a través del lente de la ciencia. Trabajo más para poetas que para científicos, si bien Freud reivindica la libertad del pensamiento también en la vida onírica. Vas por buen camino, Sigmund Javier.

11: 50 a.m.:

Twittear y putear comienzan a parecérseme bastante. Ayer, por ejemplo, le di rienda suelta a un dardo puntiagudo que tiene que ver con la entidad pública para la que aún trabajo: Clientelismo rampante y vergonzoso el del ministro y su secretaria general, repartiéndose 355 nuevos cargos de Inspectores con los politiqueros. A la carrera, antes de que se les acabe su nefasto paso por el ministerio sin haber cumplido los acuerdos colectivos (versión podada para no empañar la literatura). Buen tiro. Directo y doloroso. Trino y tiro también se asemejan. Cada vez me quieren menos los directivos de ese ministerio, y creo encabezar con orgullo la lista negra de los personajes “conflictivos”. Un nuevo y muy distinto Gobierno empezará mañana en mi país, y confío en que en el ministerio donde aún presto mis servicios se habilite un cambio igual de contundente. No más tecnocracia ni mentalidad productiva, como tampoco culto al formalismo y a sistemas de información defectuosos y enfermizos. Casi treinta años de ardua lucha laboral y sindical merecen ya su recompensa. Al menos, terminar este periplo con tranquilidad antes de volverme pensionable.

12:27 p.m.:

El jueves 4 de agosto hice mi cuarta salida en Verónica, treinta y cinco kilómetros, dos horas dándole a la bici, empiezo a tolerar mejor la incomodidad del sillín. La licra ayuda. Necesito rebajar dos kilos para mantenerme en ochenta, uno de los medicamentos que estoy tomando para el vértigo tiene entre sus efectos secundarios el subir de peso. Unas por otras. Sigo tomando bastante agua como aconsejaba Levrero. Sigo mejorando. Sigo resistiendo.

La ausente en la cocina, preparando un hígado encebollado. Abro la nevera y paso revista al fortín de frías: veinticuatro Club C. en total, doce latas rojas y doce negras. Marx aguarda también su almuerzo, ha estado enterrando restos de comida en el jardín y leo que se trata de una reacción inteligente encaminada a la supervivencia en caso de escasez. O puede ser porque pasa hambre y guarda para poder sortear esos momentos. Recomiendan regularizar los alimentos a horas fijas. Almorzamos la ausente y yo en compañía de Marx, quien da buena cuenta de su concentrado mojado por el guiso. Instinto animal no domesticado. Qué bueno que Marx conserve reacciones propias de su naturaleza canina y que nos hable de él a través de ciertos gestos. Humanizado sobremanera, debemos animalizarnos nosotros para intentar conocerlo.

Preocupa la carestía en ascenso. Ayer, cambiarle el aceite al auto me costó el doble de lo que antes costaba. El café Artesano de Santuario-Risaralda tuvimos que reemplazarlo por uno en polvo e instantáneo más barato. Hay cosas que ya no se pueden comprar. Ni que decir tiene por lo que estarán pasando los millones de pobres de este país para solventar sus necesidades básicas. Pero ayer también las Club C. en lata bajaron sorprendentemente de precio en un supermercado de la ciudad. Les di el pitazo a los “Pájaros del Reencuentro”, y uno de sus miembros, alas Fermín, manifestó que eran vainas del presidente que mañana entrega su mandato; según él, el paro armado anunciado por clanes y autodefensas lo está orquestando el presidente para entorpecer la posesión del nuevo mandatario, y lo de bajar el precio de las cervezas hace parte del mismo plan para emborrachar a la gente a modo de distracción o para ocasionar disturbios. Delirios de alas Fermín, que cuando se emputa y se le mete una idea en la cabeza vuela más lejos de lo acostumbrado.

1:51 p.m.:

Hace unos días me llamó Joaquín R. para informarme que había sido invitado este año a la Feria de la Lectura “Un Río de Libros” de su ciudad natal. Por fin el programador vitalicio de ese glamuroso evento se acordó de él. Me alegra, le digo, ya era hora de que se abrieran a otras voces, a otros personajes, a otros protagonistas. Habrá que esperar la programación completa a ver si la renovación está asimismo presente en otros invitados. En verdad, lo dudo, pues al amiguismo no le causa ningún problema de conciencia la repetición. Sean quienes fueren, aferrémonos por lo menos a la idea de que algún día se iluminará la cultura con la oscuridad de sus márgenes.

2:30 p.m.:

Buena noticia. Una profesora y sindicalista, militante del Partido Comunista, de la Unión Patriótica y de Marcha Patriótica, será la nueva ministra del trabajo. Viene bien precedida y pinta igual de bien. Ese ministerio requiere de una compleja cirugía política y social. Me alegra saber que contribuí con mi voto a que este tipo de cambios sean a partir de mañana posibles. Un gabinete, en términos generales, a la altura de los nuevos tiempos. Espero no tener que retractarme más adelante en este diario ni tener que dejar constancia de una frustración que sería, para el pueblo colombiano, más que fatal.

3:06 p.m.:

Hablemos mejor de literatura. Hoy no pensaba publicar, pero empecé a escribir desde esta mañana en el celular y luego, en el computador, la cosa hizo rumbo. Eso pasa con frecuencia. Lo de escribir se activa escribiendo, por más cansancios y desmotivaciones que tengamos en contra. Teclado y dedos arrancan de repente su mutuo manoseo y no hay quien los detenga. No se requiere de tema. El tema es escribir, y es cuando inexplicablemente empiezan a salir ideas en cascada, y a veces llegan a ser tantas a un tiempo que el ritmo de escritura, por más que se acelere, no logra dar abasto.

3:21 p.m.:

Telepatía. Me llaman dos amigos —más rebeldes y atravesados que yo— a proponerme realizar una segunda versión del evento alternativo “Un Lío de Mirlos”, en fecha coincidente con “Un Río de Libros”. Les pido que me lo dejen pensar un poco, soy el creador y el abanderado de esa parodia crítica pero no sé si medírmele otra vez al cuento, en especial porque me ha seguido rondando el argumento del profeta Alonso Mercado en el sentido de no asumir, para reivindicar la voz de los excluidos, actitud contestataria alguna. Ese tipo de revoluciones no le interesan a Alonso, lo conozco desde que era director del grupo de teatro de la Universidad de Córdoba y sé que la lucha social no es lo suyo, su revolución es más interior y espiritual, y la cultura en la que cree no admite militancias. Me acuerdo de eso y en una conversación posterior les propongo al par de amigos hacerlo en otra fecha y deslindarlo del evento oficial, cambiándole incluso el nombre. El par de amigos no están de acuerdo, quieren ir más lejos que yo, el goodwill de “Un Lío de Mirlos” no se puede desaprovechar, me hablan de tomas callejeras, de puntos de encuentro en zonas cruciales de la ciudad y hasta de una marcha que terminaría, con mitin incluido, en el escenario principal de “Un Río de Libros”. Se lo cuento a Joaquín R. y le digo que, por formar parte él este año del evento oficial, no podría estar en nuestro lío. Su respuesta no ha dejado de maravillarme: yo podría ser agente doble, solo pido que mis intervenciones sean a horas distintas y que la marcha con mitin no sea el día de mi recital-conversatorio.

4:20 p.m.:

“Un Lío de Mirlos” en segunda versión. Me suena, me suena. Y con ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios) a bordo. ¡Sería del putas!

FRANCISCO BURGOS ARANGO (FBA)

(continuará)

 

 

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