DIETARIO DEL RESTO DE UNA VIDA (décima quinta entrega)

9:45 p.m.:

Twittear se me ha vuelto atractivo: ¿Ha ido regresando el vallenato grueso? Lo dudo. Los tiempos y las generaciones cambian, y la música lo sufre o lo aprovecha. Pero estética no es basura. Evolucionar no es embrutecerse. Retroceder no es estancarse. El arte no es monotemático. El amor es el cáncer del vallenato. Me imagino la airada reacción de algunos…

Julio 25 de 2022, lunes, 9:07 p.m.:

Hola, señor. Así me saludó un niño esta tarde cuando pasé trotando por su lado en la cancha del parquecito frente al río. Yo hago lo propio, también saludo, a niños y a viejos que me voy encontrando en el camino. Muchos no lo hacen, muchos dejan de ser niños, la edad y la educación los silencia, los niños son más auténticos y atrevidos, aunque no todos, hay niños que se hacen rápidamente viejos asumiendo el silencio y la desconfianza de los adultos. Pienso en ese niño que me saludó hoy con tanto respeto y alegría, estaba con tres más y solo él se dignó hacerlo, duele pensar que tarde o temprano tendrá que adquirir las prevenciones que el crecer socialmente va imponiendo. Por lo pronto, está todavía libre de prejuicios, y su saludo sincero y espontáneo me devolvió la perdida fe en el hombre de estos tiempos.

Hablo con las ranas. Sí. Como lo oyen. En especial con una que todas las noches visita nuestra casa, entra por la reja del jardín y salta a la pared de la sala donde a esa hora leo o miro televisión, poco a poco se va acercando al cuadro de las mariposas negras, su cuarto para dormir. Ya en su dormitorio, croa dos veces anunciando que llegó y yo le respondo croando también dos veces dándole la bienvenida. Iniciamos así una conversación que dura aproximadamente media hora y en la que el número de croacs asciende o desciende según la mayor o menor profundidad de nuestro diálogo. Un solo croac puede significar un sí o un no dependiendo del contexto de lo que estemos hablando, y una seguidilla de croacs es lo más parecido a la risa que puede darse entre una rana-hombre y un hombre-rana. Le pondré nombre: se llamará Josefina; no sé por qué, tal vez por cierta dulzura en el croar que la hace llamativa. Me recuerda a una amiga enfermera que animó con sus cuidados una huelga de hambre durante una lucha estudiantil. Se llamaba Josefina, se fue a España y por allá se quedó. Conservo un poema que le escribí. Me atreví a leérselo un día y en sus ojos pude ver la verdadera luz de la amistad. A Josefina, la rana, la he visto si acaso un par de veces, pues es sigilosa y le gusta llegar sin que la vean. En ocasiones, su primer croar se convierte en un acorde de vals o de ranchera, ritmo o compás ternario que da cuenta de lo feliz que está, debió haber tenido un día formidable y es su manera de hacérmelo saber. ¿Por dónde entró?   ¿En qué momento? Son preguntas que me hago cuando la llegada de Josefina llena mi noche de nitidez y encantamiento.

11 p.m.:

Al final todo se traduce en una nostalgia pendeja. Simplemente, se pasó el tiempo y ya. Pero para quienes todavía lo tienen en cantidades, la vida es perfecta.

Julio 26 de 2022, martes:

Lentitud al andar… viejo, mi querido viejo, ahora ya caminas lerdo, como perdonando el viento… Cumples sesenta y de inmediato empiezan a pesar más los años. Y piensas: hasta hace poco tenía cincuenta y nueve y no se notaban mucho, qué tanta diferencia puede haber entre una y otra edad, una simple convención no me puede envejecer de la noche a la mañana. Pero sí: lo hace, pesa más el tiempo transcurrido, aunque el cuerpo mantenga su mismo peso en kilogramos. Lo que en realidad pesa más a partir de los sesenta es una especie de cansancio mental que se apodera de todo el organismo, los pasos se lentifican irremediablemente. Cuestión también de actitud, supongo, pues eso que envejece, que empieza a mancharte las manos y a agrandarte las orejas, puede aún ser combatido con una buena carga de frescura existencial. La fuerza sigue intacta, solo debes aprender a dosificar su uso.

Julio 27 de 2022, miércoles:

Yamaha DT-125, tres millones doscientos mil pesos me ofrecen por ella; ya ven, así de viejita como está mantiene su simpatía y sus amantes, un joven me asegura que le encantan las DT y que estaba buscando una modelo 1995 desde hacía rato, afirma que la quiere solo para él, para quedarse con ella toda su vida. Tanto afecto me conmueve y me pone a pensar, a dudar. No estaba en venta, pero asegurarle un futuro digno es un asunto que me inquieta. Lo miro de pies a cabeza a ver si tiene cara y porte de militar o de sicario. No, sorprendo al muchacho mirando la moto con sumo deleite. Desde ya la quiere, se le nota, quedaría en muy buenas manos. Recuerdo que la vendí una vez luego del accidente que tuve en la Autopista Medellín-Bogotá rumbo a Rionegro. Platillo tibial fisurado, larga incapacidad y pérdida de capacidad laboral que me fue indemnizada. Me la devolvieron y deshicimos el negocio. La recibí con el cariño de siempre y poco a poco fui recuperando la confianza al conducirla. Venderla ahora cuando estoy por escribir un cuento para mi libro Santo remedio en el que ella misma cuenta su historia en primera persona del singular, no parece una buena idea. Sube el precio a tres millones trescientos cincuenta mil pesos, indago en internet por cuánto las venden hoy y descubro ofertas de seis millones de pesos en adelante. No sabía que estuvieran tan cotizadas. Estas japonesas son de veras unas reliquias. Deber de repensarlo más. Confidente y celestina, no te puedes ir de mi lado así como así.

Julio 28 de 2022, jueves:

Rimbaud… Lectura interesante del estudio introductorio de Josep Forment Forment sobre las Obras Completas Inéditas Vol. I, Arthur Rimbaud Poesía al Raso Textos 1870-1871, libro que me obsequió un amigo de mi hermana Meba. Poemas con distintas versiones y que no deben leerse por fuera de las cartas y cuartillas que los contienen. La nostalgia, el poder del pasado, el erotismo, el desarraigo, la muerte, la mofa, el vilipendio, el poder de la transgresión, todo un juego de cartas con Théodore de Banville, Georges Izambard y Paul Demeny, deseo de posicionarse como hombre y no como poeta, una visión política que a renglón seguido deriva hacia rechazo al trabajo como obligación social, ser uno mismo, atender solo a las exigencias de la naturaleza humana, predestinación, nacer poeta, no tener la culpa de ello, trabajar solo para ser vidente, “única posibilidad de ser en el mundo”, ser poeta y escribir poesía sin más, no obedeciendo a fin productivo alguno, un sufrimiento enorme que conduce a la expulsión y al abandono, a vagar de manera permanente con un yo ebrio y condenado que se reconoce culturalmente siendo otro. Capacidad de pensar por uno mismo, pensamiento autónomo que se abraza con la búsqueda de un lirismo impersonal, y, no obstante, convertirse el poeta “en el gran enfermo, en el gran criminal, el gran maldito, ¡y el Sabio supremo!”. Conocer en lo desconocido “todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura”, y en 1871, con solo diecisiete años, renunciar a todo lo escrito y ordenar su destrucción. Forment, especialista en Rimbaud, murió en Barcelona en 2014 luego de una repentina enfermedad. Tenía cincuenta y dos años. Pensar que hay tantos engreídos que se creen poetas y hasta tienen tarjetas de presentación que los acreditan como tales.

Julio 29 de 2022, viernes:

A propósito de poetas, hace poco me compré un sombrero de poeta en San Jacinto, viniendo de Barranquilla. Para burlarme de mí mismo, disfrazándome de poeta. Me lo pondré en el evento de los pájaros, si es que se da algún día. Ser el hazmerreír de la poesía debe resultar beneficioso.

Un gobierno saliente reparte homenajes y condecoraciones a cantantes y compositores de música vallenata en Patillal, corregimiento de Valledupar, y no sabe uno qué será peor: si volver a ver a los protagonistas vallenatos tan abyectos una vez más al poder (les fascina codearse con la élite política y social) o ver la protesta de los excluidos por no haber sido ellos también considerados. Con el cuento de que los homenajes deben hacerse en vida, hoy día se le hace un homenaje a cualquiera. Artista que se moleste por no ser condecorado está bien jodido de la cabeza. Hay algunos que suman ya tantos homenajes que concederles uno más es una peste. En fin…, estos vallenatos y sus egos terribles. En el fondo, lo dolido del ignorado no es tanto por el arte que profesa sino por no haber podido posar entre poderosos. Se habla ahora de un homenaje alternativo para resarcir la ofensa, un evento para desagraviar a los afectados. La soberbia humana carece de límites. El acto oficial estaba en verdad encaminado a la presentación de un informe sobre el estado actual de la música vallenata con destino a la UNESCO, a fin de demostrar que la salvaguardia de la música vallenata tradicional se está cumpliendo, y, en ese marco de interés mutuo, dos poderes se movieron para congraciarse entre ellos con parranda incluida: un gobierno desprestigiado y una sociedad de autores cuestionada. Así que se trató de un acontecimiento más político que cultural. En lo que terminó el Plan Especial de Salvaguardia, mi querido Adrián Pablo, tanto luchar tú y tus cofrades con amor y desinterés para que unos oportunistas se beneficien engañosamente del proyecto. Premiados y felices, ajenos todos al alma y a la esencia de los auténticos quijotes de esa conquista inmaterial.

Julio 30 de 2022, sábado, 8:17 a.m.:

Mañana cumplirá este dietario cuatro meses de estarlo escribiendo y hoy arribó a la página 184 de lo que sería una eventual publicación en formato libro. Si Ribeyro llegó a seiscientas setenta páginas en veintiocho años y Alejandra Pizarnik a mil cien en diecisiete, me temo que, por su ritmo y posible extensión, este mío acabará siendo impublicable, por no decir insostenible. Pero bueno, mientras tenga vida y ganas, y sobre todo ideas, insistiré, contra viento y marea, en escribirlo. Sé que son pocos sus lectores y que como todo lo mío está condenado a fracasar. En todo caso es mi fracaso y me queda al menos la libertad de administrarlo como yo quiera. Desde muy jóvenes, Ribeyro y Pizarnik empezaron a escribir sus diarios o cuadernos, con veinte y dieciocho años, respectivamente, y yo cuento con la conveniente desventaja de que lo empecé a escribir a los sesenta. En realidad, desde mucho antes, pero, como lo expliqué en otro lugar, aquel primer cuaderno (en manuscrito) se desapareció del mapa cuando fui víctima de un atraco a mano armada el miércoles santo de 1994, que de santo no tuvo ni un pelo: revés prostibulario, largamente atontado con una preciosa damisela.

10:05 a.m.:

Desmotivación. Pensando en retornar hoy, con todas mis fuerzas, a las calles y tiendas de siempre para desordenarme como antes y conjurar peligrosamente el hastío. Me persigue la indiferencia cultural, no existo para quienes se lucran de la cultura en mi ciudad, para estos lujosos personajes no he escrito ni publicado libros, no he compuesto canciones ni figurado en festivales, no existe mi anterior blog y mucho menos el actual, no he escrito nunca nada de interés, no soy un lector empedernido de varios libros a un tiempo, no he obtenido los títulos académicos que aparecen en mi hoja sin vida, mis poemarios, mis prosas, mi diario, todo eso adolece de falta de rigor literario, es basurita existencial. Pero pensándolo mejor, no existir culturalmente tiene más pros que contras. Un pro inmejorable: no tener que mostrar en ferias los egos malolientes. Un pro imprescindible: seguir siéndole fiel a la voz de la calle. Un pro contundente: el arte es solitario y silencioso, y su reconocimiento es secundario. Desmotivación. Romanticismo. Tal vez… Ganas de emborracharme para recuperar la luz de mi escondite.

5:48 p.m.:

Eclosión de una canción que me venía rondando desde el martes. Su título: “Música”. Cada vez compongo menos comercial. Los compositores pensando en sonar como sea ajustándose al gusto del público, y yo enfatizando todo lo contrario, dejándome seducir por el fragor del arte. En lo único que he ido cediendo un poco es en la longitud de las canciones. Intento hacerlas más cortas y menos apegadas al tempo lento o movimiento largo. En fin, otra diablura más para mi archivo. La pregunta no deja de asaltarme: ¿Qué gano con hacer canciones que nunca sonarán? Entiendo a quienes se acomodan a las exigencias del mercado, a lo obvio, a lo breve, a lo simple, al estribillo pegajoso y nada más. Del arte no se vive. ¿O sí?

6:22 p.m.:

Un cigarrillo mentolado para que el humo se lleve mis derrotas.

FRANCISCO BURGOS ARANGO (FBA)

(continuará) 

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