DIETARIO DEL RESTO DE UNA VIDA (décima primera entrega)

Junio 7 de 2022, martes, 3:17 p.m., preparando viaje:

Víspera de viaje a Barranquilla. Conocida asimismo con los nombres de “Puerta de Oro de Colombia”, “La Arenosa” y “Curramba, La Bella”. Me gusta más este último, sin el calificativo, pues porta en su historia la costumbre Caribe de decir al revés algunas cosas. Otros la llaman “La casa de la selección”, aludiendo al equipo tricolor que juega en el “Estadio Metropolitano Roberto Meléndez” la eliminatoria-clasificatoria sudamericana a la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA. En él juega el Junior de Barranquilla, equipo conocido también como “El Tiburón”, “Los Rojiblancos”, “Los Curramberos” y “Tu papá”, esto último de la cosecha radial del locutor deportivo Édgar Perea. ¿Qué interés tiene dicha información en un libro como este? Somos dados a menospreciar lo nuestro, a considerar que los lugares donde vivimos o los sitios que conocemos y frecuentamos no tienen importancia literaria alguna. No es lo que han hecho los grandes escritores, en cuyas páginas se suele revelar su ubicación en el mundo, la fulgente opacidad de su entorno, y ninguna ciudad es mejor que otra para tales fines ni hay nombres mencionables y no mencionables en términos narrativos. Hasta el más insignificante lugar sobre la tierra puede llegar a ser universal y trascendente en la medida que en él se debata la condición humana.

Junio 8 de 2022, miércoles, 8 a.m.:

No conseguimos dónde ni con quién dejar a Marx Javier y tocó pagarle guardería. Sí, como lo oyen: todo un hotel. Formalizado su ingreso pasó a un salón en el que se encontraban otros huéspedes, se olfatearon sus partes nobles y se integró de una, olvidándose inmediatamente de nosotros. Adiós a Marx y a coger carretera se dijo. Dos horas después, parada en Corozal para comprar diabolines y almorzar tamales; de nuevo en ruta, Ovejas, tierra de gaitas, de sonidos misteriosos y profundos, en El Carmen de Bolívar me acuerdo de mi canción Viaje cultural, un merengue en el que narro este mismo viaje, pero desde un punto de vista musical. Ya en Barranquilla, incidente en la 30 con 8, un idiota me escupe por la ventana su idiosincrasia, tu madre, malnacido, le devuelvo su cariñoso saludo, Mario M. conduciendo el vehículo mediante instrucciones vía celular desde Santa Bárbara, Antioquia, el buen amigo Mario M., uno de mis pocos e incondicionales lectores, lo llamé al pasar por Santo Tomás, su tierra natal, viejo Mario, le dije, estoy pasando por el mejor pueblo del mundo, una maravilla, me contestó, de veras que sí, lo corroboro, qué colorido el de esas motos que hacen las veces de taxis, únicas y folclóricamente sicodélicas. Alguna vez quise vivir en la ciudad de los bacanes, pero el destino me jugó una mala pasada y el traslado laboral que solicité fue perversamente desviado hacia territorio antioqueño. Acabé así en Rionegro, aguantando frío en una casona ligada a la historia del general José María Córdova. Llego a Barranquilla para acompañar a mi hijo mayor en su matrimonio notarial. Me he perdido, por diversas razones, muchos de sus momentos importantes, y me propuse no fallarle nunca más. En Barranquilla vive y trabaja también mi hijo menor. La telúrica trama, la sangre, el tiempo: maestra vida camara’a, te da y te quita y te quita y te da… Nunca será tarde para unir lo intangible.

Junio 9 de 2022, jueves:

Desayuno en el hotel y a caminar como locos. Es la mejor forma de conocer una ciudad por dentro: sudarla, gozarse y padecer sus extremos. Dos visitas de rigor, buscamos luego dónde almorzar, nos apuntamos bien, espaguetis quilleros (Quilla le dicen también a Barranquilla), al salir llueve en Curramba, otra canción de Adrián Pablo, los arroyos no han muerto, llueve en Curramba, y de alguna manera ese llanto es el mío, hojas secas del alma se las lleva el río, entrada empapada y triunfal a la Librería Nacional de la 75 con 53, qué vaina cuando llueve, que camina un dolor, voy por dos libros y salgo con cinco (Las ilusiones perdidas, de Balzac; La interpretación de los sueños, de Freud; Bajo el volcán, de Lowry; Cuentos completos, de Levrero, y Diarios, de Pizarnik), nos sentamos en una terraza de la 76 a esperar que EJ termine su jornada de trabajo, la ausente pide un jugo de naranja y yo una fría, al igual que la lluvia me iré sin rencor, cuatro cervezas, llega EJ, lo abrazamos, venta de papas rellenas que me recuerda a las de mi región de procedencia, comemos, llueve en Curramba, un regalo del cielo es infierno a la vez, un demonio anda suelto en la setenta y seis, en su vientre la muerte dictando su ley… EJ nos pide un taxi a través de una aplicación en la que el valor de la carrera se puede negociar, sensación de vivir siempre atrasado, nos despedimos, el hotel nos espera, nuestro modesto y transitorio refugio en medio del céntrico peligro.

Junio 10 de 2022, 8:30 a.m., viernes:

Jardín del hotel repitiendo desayuno, una ardilla se nos acerca, se sube por una de las sillas desocupadas, salta y se ubica encima de nuestra mesa, permanece aquí un rato. Volvemos a la habitación por las mochilas y salimos a recorrer el centro de la ciudad. Nada ha cambiado desde hace trece años que estuve invitado por un festival de poesía ribereña y cuatro años después por un congreso de poetas del Caribe. Abundancia de habitantes de calle, dormidos todavía en las aceras, mendigos, indigentes, gamines, excrementos cada media cuadra, el centro continúa siendo un cagadero. En todo caso, nada inusual en una urbe que, muy a la colombiana, reproduce por igual la cercana lejanía de sus contrastes. Desechables somos, además, muchos para una sociedad que gusta de maquillarse con cemento y cuyos máximos cagones son los gobernantes y las élites que la rigen. ¡He dicho! Ódiame por piedad yo te lo pido, ódiame sin medida ni clemencia, odio quiero más que indiferencia…

2 p.m.:

Notaría Séptima. Matrimonio civil. Sencilla y muy tierna ceremonia, me emociono al ver a mi hijo mayor y a su novia inmensamente enamorados. Algo me dice que será eterno. Cuando el amor se impone, no hay nada que pueda contra él. Los felicito, les deseo plena y exitosa convivencia. No es fácil. Nada garantiza la permanencia. Es una larga lucha de comprender y resistir en la que lo psíquico y lo físico deben ayudarse, y en la que a pasión y razón les toca confundirse.

Junio 11 de 2022, sábado, 11:23 a.m.:

Centro comercial, librería a la vista, qué vicio este, no puedo pasar por una tienda de libros porque me antojo. Sí. Entro y salgo con tres más (Escombros, de Fernando Vallejo; Examen extraordinario, de Juan Villoro, y Marx después del marxismo, de mi profesor de Filosofía Política en la Universidad de Antioquia, Jorge Giraldo Ramírez). Para colmo de males o de vicios, el día de nuestro arribo había comprado Retrato de un artista adolescente, de James Joyce. Llueve de nuevo en Curramba, esperamos a que escampe en este triple centro comercial que cuenta con un mall que impresiona, cinco horas esperando y salimos por fin en dirección a “La Troja” de la 44 bajando por la 53. Es, de verdad, todo un espectáculo, sitio bullicioso en el que se siente, no obstante, una serenidad inmensa, la música retumba y se mete en cuerpo y alma desactivando pesares y pensares, cinco cervezas para ponerme a tono. Ni modo de bailar ante la demostración de excelsos bailadores. Medio Barranquilla debe estar sordo, aquí no se viene a hablar sino a beber y a tirar pasos, nos explica alguien gritando, me muestro de acuerdo moviendo la cabeza de sur a norte, la música de fondo, volumen bajo, estilo reuniones poéticas o bohemias, nunca me ha gustado, la detesto. Esa misma música, con más volumen, deja de ser secundaria y recupera su trono, manda a la poesía al carajo y a la bohemia la pone a gozar como se debe. Menos palabrería, más felicidad y vida, apreciados señores (y señoras) poetas.

Me entero de que Adrián Pablo está en este momento en mi ciudad y yo en la suya, nos permutamos sin concierto alguno, viajó expresamente a visitar a Joaquín R. al enterarse de los quebrantos de salud de este. Qué alazo el de Adrián Pablo, con razón le dicen “El Ángel Bohemio”, esa habilidad suya para desplegar sus alas le facilita ir y volver con rapidez. Por la noche, como a las 10, lo vieron perderse en la profundidad del cielo monteriano.

Junio 12 de 2022, domingo:

Todavía late en mis oídos el ruido de los millones de parlantes de “La Troja”. Un poco más y se me reactiva la incipiente y antigua sordera producida por tantos años de parranda a todo timbal. Me acuerdo de una amiga, K. Pestana, quien les echaba la policía a sus vecinos hasta por una radio de pilas, nunca me mudaría a tu cuadra, le decía yo riéndome, o recogería firmas para echarte, y qué tal esas propiedades horizontales de Medellín donde hasta los pasos del vecino son denunciados en portería. Pobre gente, tener que vivir tan constreñida. Los ruidosos somos más tolerantes que los silenciosos, aguantarse el silencio es mucho más difícil que aguantarse el ruido. Cada mudanza mía implicaba una investigación previa del sector y de sus habitantes para que no se asustaran al ver descender del camión y entrar por la puerta mis cinco bafles escandalosos. Cuando la investigación no permitía despejar el panorama, nos mudábamos tarde en la noche, de tal manera que cuando los monstruos tronaran nadie supiera dónde, con exactitud, vivían. Tiempos felices, sin duda, en los que hasta los obvios conflictos sonaban divertidos.

Viaje y retorno placentero, más diabolines y esta vez optamos por los pasteles de Olga Piña. Llegamos a la ciudad y vamos de una vez por Marx, nos lo entregan en estado lamentable, como dopado, no nos reconoce, repleto de legañas, mugroso, maloliente, despeluzado, con una infección en ciernes y arrastrando su cabeza con bastante desespero, intentando quitarse de encima tanto lastre. Parece que hubiera estado más bien en una cárcel o en un reformatorio. Al llegar a casa, limpieza de ojos, baño y motilada parcial para desenredarle un poco el espíritu. Ladra mientras nos mira preguntándose: ¿y estos malucos quiénes son?

Junio 13 de 2022, lunes:

Ayer (supuestamente) cumplió un año más de fundado el municipio de San Juan de Sahagún. Y otra vez el escritor Julio César Pérez Méndez reivindicó la importancia de la historia para señalar el equívoco. Es el 7 de diciembre que debe celebrarse dicho acontecimiento, el 12 de junio era una fiesta patronal, aclara Julio. Lo ha demostrado hasta la saciedad, con la rigurosidad propia del investigador científico. Pero los pueblos y sus gobernantes son inferiores a sus héroes. Y Julio lo es: un héroe que está ahí para escribir, para corregir, para revolucionar. El arte sigue teniendo una misión incomprendida. Empero, ¿qué fuera de él sin tener que luchar a contracorriente?

Junio 14 de 2022, martes:

Un aniversario más del nacimiento de mi padre. Hace unos días le di descanso a Martín del Castillo en Facebook y retomé el control de la cuenta. Subo hoy el video de la canción 14 de junio y me sorprende su acogida, casi mil reproducciones en pocas horas, la música es bien rara, canciones que tienen ángel pero que sin publicidad pasan desapercibidas. La tuve en el canal de YouTube durante meses y poco se movía. Los temas familiares, afectuosos y emotivos cuentan, sin duda, con un buen flujo de seguidores, gozan al menos de esa ventaja. Pienso en otra canción mía de ese mismo estilo, Hijo, por Dios, cuyo proceso de grabación está por concluirse. ¿Recibirá también el abrazo del éxito? ¿Estaré dejando de ser un fracasado?

Junio 15 de 2022, miércoles, 1:41 p.m.:

¿Con qué tiempo podré leerme tantos libros? Varios en curso, nueve adquiridos en Barranquilla y otros que continúan en lista de espera. Toca perfeccionar la técnica de leer varios al tiempo. Aunque, ¿para qué concluirlos?, ¿cuál es el afán?, ¿no es acaso mucho mejor quedarse vagando entre sus páginas? Buscar incluso entre ellos la historia más acorde en la cual inmiscuirse, y quedarse en ella para siempre, a salvo de morir y de vivir.

La importancia del minuto. Precisando los minutos de este diario caigo en la cuenta de que he logrado evitar la tendencia a emplear números redondos. Cada minuto, cada segundo tienen su importancia y su significado. Debería registrar también los segundos. Pero dejémosles esa libertad a los lectores. Se me viene a la mente Anatomía de un instante, de Javier Cercas. No lo he leído, excepto un par de reseñas. Aún recuerdo la lectura de Soldados de Salamina, ochenta o más páginas (casi la mitad del libro) en extremo aburridas, hasta que la historia y el lenguaje, de un momento a otro, despiertan y logran atrapar al lector, con final capaz de conmoverlo hasta el éxtasis. Intencional o no, solo lectores de largo vuelo sabrán sobrevivir a la primera parte. Los instantes suelen ser bellos, armoniosos y sublimes. Porque son eso: instantes, efímeras luces capaces de derrochar eternidad.

Junio 16 de 2022, jueves:

Marx sigue enfermo. Luego de dos inyecciones de un aceite doloroso tocó pagar consulta con médica veterinaria y someterlo a la salvación del peluquero. Por la tarde, nos llaman para ir por él. Cambio de look total. Mestizo embellecido. Marx ya no se parece a Marx, aunque poco a poco ha ido recobrando su hiperactiva forma de ser. Me acerco a su cara y le pregunto: ¿eres tú?, y en el trasfondo de sus ojos descubro que su locura continúa intacta.

Junio 17 de 2022, viernes:

Me propongo en la siguiente cita con mi psiquiatra llevar en la mano los libros Oscuro como la tumba en la que yace mi amigo, de Malcolm Lowry, y Canción de tumba, de Julián Herbert, ponerlos encima de su escritorio para ver cómo reacciona. Curiosamente, la edición de Bajo el volcán (de Malcolm Lowry), comprada en la Librería Nacional de Curramba, trae un prólogo de Julián Herbert. Las coincidencias no existen. Lo que deseo en realidad es llamar su atención, quizá tengamos una historia de amor juntos, escrita hace dos mil años por un dios soñador y esquizofrénico.

Junio 18 de 2022, sábado, 8:07:23 a.m.:

Reviso lo escrito desde el 7 de junio. Corrijo. Amplío. Suprimo. Me gusta. No me gusta. Se salva. No se salva. Borrón y cuenta nueva. Lo hecho, hecho está. Decido anotar los segundos. Al diablo los lectores.

2:18:46 p.m.:

Un sueño ajeno, contado por mi hermana Meba el 9 de junio en el grupo familiar de WhatsApp. Escribió: “Buenos días, familia. Qué pesadilla la de anoche, soñé que hacía parte de la Rodolfoneta como líder de ese movimiento, compartí espacios de plazas públicas pero a quien le tenía que rendir cuentas era a RB que era el estratega. Qué revoltura de cosas, todas disparates, fuimos después al reality show “El desafío”, del Canal Caracol, en el que nos entrevistaron, yo estaba flaca y de quince, creo que me creía GB en sus viejos tiempos cuando hablaba de política con JO. Y allí me desperté (incorporó cuatro emoticones a su mensaje)”. Va tu sueño para mi dietario; literaturizado, por supuesto. Tal fue mi reacción. Y aquí estoy tratando de literaturizarlo en vano, limitándome a reemplazar nombres y apellidos por iniciales. Tu turno, Sigmund Javier. Este, hum, yo diría que tu hermana Meba lo que tiene es una preocupación, casi terror, de mil diantres en su cabeza, pues se quedó sin candidato y le horrorizan, por distintas razones, los dos que siguen en contienda. Lo mejor que puede hacer es no votar. Gracias, Sigmund, se lo diré. Es preferible que no sume ni reste, que deje las cosas como están.

En efecto, mañana será la segunda vuelta para elegir al presidente de ese país que lleva por título Colombia, las dos campañas arden, una contra la otra, no se detienen en exageraciones ni en escrúpulos. De lejos, el candidato del progresismo supera ampliamente en calidades, ideas y programa de gobierno al candidato del populismo, pero la historia nos ha enseñado que el populismo, cuando coge fuerza, se hace invencible, pues es mayoritariamente aplastante e irreflexivo. Su costo en guerras ha quedado de igual manera como aprendizaje en los anales de la historia.

Me salí el 10 de junio del grupo familiar para no discutir con un sobrino que votará por el populismo dizque por necesidad, para detener al contrario, dando a entender que ello es menos grave que votar a conciencia por el progresismo. Uf, qué alivio al saberme lejos del mismo espacio virtual y haberme reservado mi opinión, que podía haber sido tan racional como violenta, merecida por demás. Pensar que ese conducto de sangre pasó por varias universidades y hasta tiene una maestría. En últimas, comprendo que en esos votos “anti” lo que hay es una defensa de intereses particulares, de economías que les favorecen. Los demás, como siempre, que se jodan. Y los demás son, por supuesto, la mayoría, incluyendo en esta mayoría a muchos votantes del populismo que acaban siendo manipulados por los defensores a ultranza de un statu quo que les garantiza solo a unos pocos el derroche de beneficios intocables. Vuelvo en este punto a Padura. José María Heredia y Félix Varela significaron un hito en la causa independentista cubana porque estaban desligados del negocio esclavista, de ahí que pudieran haber abierto el camino de la transformación política y abanderado la elaboración de una filosofía nacionalista. De personas que gozan de situaciones económicas aventajadas no es posible aguardar que se manifiesten a favor de algo distinto que no les represente, con exclusividad, utilidades.

4:04 p.m.:

En Barranquilla, mientras caminaba con la ausente por sus húmedas y calurosas calles, se me dio de pronto por observar a algunos transeúntes, atendiendo en especial al balanceo de ambos brazos. Alas sin plumas, a lo sumo velludas, que no sirven para volar. Somos seres defectuosos. Los brazos lo comprueban. Desagradecido, me increpa la voz de mi conciencia, qué harías sin ellos, Tiene razón. Me disculpo. Gracias, Hacedor. Entre tanto, pensando otra vez en esto, me acabo de inventar un juego y empiezo a practicarlo como deporte. Caminar sin moverlos o invertir su compás, sincronizarlos con el movimiento de las piernas o moverlos en contravía. Practíquenlo y verán de cuánta poesía corporal nos estamos perdiendo. Me imagino haciendo este ejercicio en calles atiborradas, corriendo riesgos, echándome zancadillas. ¿Se darán cuenta los autómatas urbanos? Se me ocurre que podría aprender también a mecanizarme, dejarme solo y sentarme en algún lado a verme, detectando, de paso, si alguien más se ríe.

4:39 p.m.:

A las 6 empieza la ley seca. Sueño con una ley mojada, ética y estéticamente triunfal e irreverente.

FRANCISCO BURGOS ARANGO (FBA)

(continuará) 

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