SOLO PARA FRACASADOS

Rediseño bloguero.

Luego de terminar el fin de semana anterior la Maestría rotulada Estudios Avanzados en Literatura Española y Latinoamericana en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR-España), me llegó el momento de cambiar el título y el curso de este blog, muy en el hilo de lo expresado en mi publicación de hace quince días. No más cantor del destiempo. A veces me parecía que ese epíteto tenía un pretencioso dejo involuntario. Después de pasar varios años (desde antes de empezar la maestría) inmerso en la obra de Julio Ramón Ribeyro, se me ocurre que el mejor homenaje que puedo hacerle, por último, a este escritor peruano es reunir en un solo espacio algo que me recuerde su cuento autobiográfico por antonomasia (Solo para fumadores) y su diario personal (La tentación del fracaso). Por eso, de hoy en adelante este blog se llamará SOLO PARA FRACASADOS. Solidaridad entre seres que hacen parte de una misma familia espiritual.

Mi ausencia de hace ocho días obedeció, en efecto, a que me encontraba preparando y realizando la defensa de mi Trabajo de Fin de Máster (TFM) titulado “Julio Ramón Ribeyro: el espíritu del dolor”. Atérrense. Fue calificado 10/10, seleccionado para estar disponible en el repositorio de la UNIR y propuesto por la Comisión Evaluadora (o Tribunal Académico) para mención de “Matrícula de Honor”. Increíble. Con seis décadas encima. Ni les cuento lo épico de todo este tiempo dedicado a ello: satisfacciones, retos, mucha lectura, lenta y noctívaga escritura, cansancio físico y mental, problemas visuales, vértigos, descuido y atraso en otros compromisos, preocupaciones, enfermedades y a ratos bastante desmotivación, con ganas casi de tirar la toalla. Pero resistí. Y heme aquí sacando pecho. Sabrán ustedes perdonarme este pequeño y anormal arranque de egocentrismo exitoso.

Las secciones de este blog serán replanteadas. EN OTRAS VOCES no va más (además, porque no encontré más voces, hice varias invitaciones y no resultó). La sección VERSOS ADVERSOS continuará su rumbo (o mejor, sin rumbo; me sirvió para escribir el poemario Versos lesos e ilesos y de pronto me regale otro... mis versos sin mi voz parece que no funcionaran). La sección EN DESCONCIERTO se mantendrá (de vez en cuando, sin invitados, algo de guitarra y canto, uno que otro texto-poema, fragmentos, prosas, comentarios, historias…).

En cuanto a la sección EL MUSICANTE, está sometida a reflexión profunda. En realidad, no sucede gran cosa con mis canciones, al canal que tengo en YouTube solo entramos K y yo (nos reímos cuando periódicamente lo visitamos para sumarle vistas; en cuanto a suscriptores, no hemos podido pasar de 18, nos va a tocar clonarnos o algo por el estilo), pero bueno, que se quede ahí, flotando en la nada, por si las moscas. O para las moscas. He decidido dedicarme más bien a concluir proyectos literarios diferidos, aunque tampoco pase nada con mis libros publicados en Amazon o en medio físico, por lo que mantener inéditos los inéditos es por ahora la mejor opción.

A lo sumo compondré solo para mí, cuando me resulte inevitable, para que esas turbias canciones mías continúen acompañando mis libaciones solitarias, ya no tan libaciones, pero sí más felizmente solitarias, muy en la onda de “Aunque me quede solo”. Una que otra canción estará ocasionalmente sonando por aquí (como “Me decían el son”, por ejemplo, que ha permanecido en reserva para algún festival; es hora de sacudirme de ella, que fracase estupendamente como las demás… al diablo los festivales). Se quedaron algunas sin mostrar, otras sin grabar y varias en proceso creativo. La última aún no tiene título, entró ya a grabación y tiene que ver con mis padres (una conversación pendiente).

¿Qué hacemos con Martín del Castillo? ¿Qué me sugieren? Por lo visto, se me creció el enano y ahora no sé qué hacer con él. Que siga entonces en Facebook unos días más creyéndose gigante. Al fin y al cabo, nadie lo lee ni le para bolas, hace poco me dijo que va a empezar a publicar enlaces pecaminosos a ver si se activan por fin los piadosos “me gusta” y pululan los comentarios, buenos o malos, que, si son malos, mucho mejor, pues generan más éxito, dice él, los otros no pasan de ser zalamería.

Gracias a todos los que permanecieron fieles a EL CANTOR DEL DESTIEMPO. De cuando en cuando hay que reinventarse. Bienvenidos al fracaso. Una nueva sección los espera: DIETARIO DE UNA VIDA. En verdad, se ha ido escribiendo poco a poco sin habérmelo propuesto. No tenía título. Será entonces la “gran” protagonista. Su parecido con mi tríptico de Prosas para romper la felicidad es innegable, tal vez acabe convirtiéndose en la cuarta, quinta, sexta, séptima… parte de este libro ilimitado. No olviden que el fracaso es un arte repleto de buenas vibraciones. Lo único que se requiere es una sensibilidad especial para captarlas.

No es más por el momento. Cambio también de look.


FRANCISCO BURGOS ARANGO (FBA)

Adenda: sigo leyendo a Padura. Me encuentro con una revelación que me concierne. “ (…) los que ya rondamos los sesenta años (…) somos demasiado jóvenes para morirnos (…) y a la vez somos demasiado viejos, incluso intelectual y moralmente obsoletos, para emprender una lucha dilatada y exigente, en la que ser o no ser universitario no es lo decisivo (…), creer o no en la solidaridad no resulta determinante, sino tener agallas, fuerzas y la simpleza moral de saber que siempre hay una vía más corta, aunque sea la más turbulenta (…) Pues el futuro nuestro, el que se nos acerca, ya parece cantado con las palabras del negro Ambrosio en la última línea de Conversación en La Catedral: «… y después, bueno, después ya se moriría, ¿no, niño?»”.

Comentarios

Publicar un comentario