VERSOS ADVERSOS

Bueno, por fin reaparezco luego de mi paso, en situación de concursante, por el Festival Vallenato 2021. En la próxima entrada de EL MUSICANTE conocerán la canción con la cual participé: RESPETA EL ALMA.

A propósito de acordeones, la respuesta de la Alcaldía de Montería a través de su Secretario de Educación a mi Derecho de Petición en aras de apoyo económico o patrocinio fue finalmente negativa, con unos argumentos tan pobres y contradictorios que no vale la pena referirse a ellos. Que quede este episodio como una muestra más de cómo la cultura en Córdoba sigue siendo un club de amigos y en el Municipio de Montería, en mi ciudad natal, ni que decir tiene: ¡son campeones!

Pero bueno, ese tema ya no es lo mío ni me interesa; al fin y al cabo, la lucha de los artistas está históricamente repleta de soledad, indiferencia, incomprensión, adversidad, autoaislamiento y mucho alcohol (debo volver a las andadas para estar de nuevo a la altura siquiera en esto). Escribo sobre esa historia inmerso como ando en el desarrollo y análisis de mi trabajo de fin de máster en literatura sobre el escritor peruano Julio Ramón Ribeyro, que titulé “El espíritu del dolor”. Más que un compromiso académico me está resultando suma y paradójicamente placentero recorrer la vida y obra de algunos grandes protagonistas del fracaso literario y artístico. Solidaridad de hundidos.

Hoy, en esta sección del blog, les dejo un texto nuevo, de factura reciente, uno más de un poemario todavía en construcción. Lo escribí pensando en Martín, sí, en Martín del Castillo, nuestro cómplice hacedor de utopías e infortunios no obstante ser él un incorregible optimista y yo un redomado defensor del pesimismo. Él aprueba soñar. Yo apruebo fracasar (poseo evidencias en montonera). Al menos ni él ni yo somos tan ingenuos como para no saber que ambas cosas se buscan y se necesitan irremediablemente. ¿Y de ello qué sale? Pues el arte y la vida, pero sin dulcerías ni faranduleadas. Esperanza sin fetidez de nada sirve.

Bien. Seguimos dando lata por aquí. Después del colofón está el “poema”.

FRANCISCO BURGOS ARANGO (FBA)

Colofón festivalero: mis pobres prosas para romper la felicidad se quedarán en ese libraco triple que las contiene viendo un chispero, puesto que el billete destinado para ellas se perdió en desquicios musicales. Sospecho que alguien se apiadará…


ESTO DE

LLAMARSE

MARTÍN

es cosa seria

aunque a veces

me cause risa

prodigarme

otros nombres…

 

Como cuando

me llamo Abel

Fernando, Jair

Manuel, Arnaldo

Jaime, Mario

Andrés, Luis

Fabio, Víctor

Joaquín, Henry

Óscar y Ramiro

o se me da por

vestirme con la

ilusión de cuanto

bicho mortal me he

tropezado

 

Pero otras veces

los nombres que

me pongo

me representan

cuitas y añoranzas:

Federico

Santiago

William

Félix

Álvaro

Alfonso

Agustín

César

Pedro

Edinson

Rodolfo

 

Esto de

Llamarme Martín

es cosa necia

pues Francisco y Enán

son los dos nombres

que mejor me quedan

y una vez fui Jairo

y Orlando y Wilfo

y Carlos y René

pero nunca he dejado

de ser Javier, el bueno

el malo, el rebelde

el silencioso

 

Hay ratos

en los que presiento

que es probable

que mi identidad

de tanto existir

desaparezca

entonces dejaré

de ser Martín

para que mi verdadero

nombre se pronuncie

lejos, donde ninguna

fatalidad pueda

escucharlo

 

¡Martín!, ¡Martín!

 

Nadie responde

 

Acaso esto de

llamarse Martín

solo sea un sueño


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