EL MUSICANTE. Turno para mi cuasi himno “Montería”.

Según cifras del DANE de abril 29 de 2021, subieron en 2020 los índices de pobreza extrema y pobreza monetaria en Colombia, más de tres millones quinientos mil colombianos ingresaron en tan honrosa desdicha, y un 42.5% de la población en general es pobre.

Por otro lado, celebra hoy Montería, mi ciudad natal, su cumpleaños número 244 en medio de un toque de queda continuo desde anoche que parece ser la única medida que se sabe su burgomaestre para contrarrestar la pandemia, perjudicando aún más a la economía local, sobre todo a la informal (que es mayoría), y cercenando las libertades individuales cada vez que dicen preocuparse por nosotros. No faltan en todo caso las voces maliciosas que aseguran que la medida desesperada del alcalde obedece más bien a evitarse las movilizaciones de las distintas fuerzas sociales que salen a las calles un día como el de hoy, Primero de Mayo, en medio de una agitación social creciente a raíz del paro nacional que avanza desde el 28 de abril contra la reforma tributaria de un gobierno ultraderechista, errátil e indolente, que legitima la respuesta violenta y desproporcionada de su fuerza pública, azuzado por la ubérrima sombra que le prestó el poder.

Sí, porque hoy es también el Día Internacional de los Trabajadores en homenaje a los Mártires de Chicago. Es, pues, un día de luto histórico y, en especial de agradecimiento a tantos luchadores sociales que han derramado lágrimas, sudor y sangre en el camino, y a quienes les debemos que el trabajo asalariado y dependiente se haya ido acercando a niveles de dignidad y de justicia. Desde aquellos días de mayo de 1886 proviene la reivindicación de la jornada laboral de ocho horas. Falta mucho. El desempleo se multiplica a una velocidad explosiva y la salud pública está también en la mira del insidioso reformismo.

Y este es, además, el país donde muchos se indignan porque una muchacha bella y rebelde desahoga su impotencia en un grafiti (esa “mano artesanal y anónima, mano del pueblo” de la que habla el novelista Jorge Amado en “Tieta de Agreste”), en lugar de indignarse por hechos realmente oprobiosos que ocurren a diario, a ojos vistas. Aquí, en mi ciudad natal, por ejemplo, sí que es fácil constatar todos los días aquello a lo que se refería mi padre en uno de sus poemas: la fertilización de las angustias.

Pero bueno, esto es Colombia, el país donde me tocó nacer, y toca seguir viviendo en él como podamos, porque son muchas las pandemias que lo agobian desde hace más de dos siglos.

EL MUSICANTE de hoy es, pues, para mi ciudad natal, y no podía ser otra la canción que este pseudo himno con el que me sumo, desde mi trinchera artística, a la justa protesta de un pueblo vilmente menospreciado por las élites políticas y económicas que han dominado y usufructuado a sus anchas este simulacro de republicanismo y democracia que es Colombia. Así suene “mamerto” decirlo. Para qué eufemismos cuando la resistencia civil lo escribe mucho mejor en cuerpo y alma, en calles y plazas, en muros y en tropeles.

¡Mi única militancia es la Utopía! Escucho todavía la voz del viejo Sabato terminando de escribir su Quinta Carta: “El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria”. Aplico su consejo: llegar al dolor del otro para convertir la vida en un absoluto.

Debo contextualizarla y agregar que la compuse en octubre de 2015, pero creo que su vigencia, más allá de un desarrollo de rondas y de un embellecimiento exterior, se mantiene dolorosamente viva en el lodazal del tiempo… Ciudad de profundos contrastes, donde riqueza y pobreza se miran todos los días sus llagas tan recíprocas, relación de amor y odio, Constantino Cavafis recordándonos que la ciudad siempre nos perseguirá, y yo caminando y pensando la mía en cualquier lugar donde me encuentre, algún día, me digo, no lo veré, pero me digo, algún día en el Sinú habrá igualdad, trabajo, salud, vivienda, cultura, justicia y progreso para todos.

Es una grabación casera, no profesional, solo yo y mi necedad de siempre, la voz está como salió en aquel momento. Sabrán perdonar los errores. No es lo mío cantarle al terruño con la obvia dulzura, prefiero hurgar en sus tristezas y escaseces, en esa otra verdad que no es turística, en esa otra manera de querer sus amargores, penetrando en el oscuro corazón de su poesía.

FRANCISCO BURGOS ARANGO (FBA)

Audio de “Montería”:


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