EL MUSICANTE.

Turno para TERCO BLUES.

¿Qué decir sobre está canción? Prefiero que la escuchen…

Solo unos cuantos datos: fue la primera canción que compuse durante la cuarentena. Ruptura y exploración de otros mundos sonoros. Mayor libertad para elaborar el texto por fuera de contextos folclóricos opresivos. Con algo de la sazón que suelo poner en mis atrevimientos poéticos y literarios. Sin moldes, sin esquemas.

Escuchas maliciosos sabrán pillarse el truco.

Como en la mayor parte de mis canciones, soy solo yo neceando con algunos instrumentos; grabado todo en casa, con recursos limitados y mi mediana voz de estilo recitativo. Debo decirlo una y mil veces: no soy músico ni cantante, esto no es más que travesura y osadía.

Después de TERCO BLUES han salido de mis entrañas más cantos pecaminosos: EL PADRE QUE NO SOY, AUNQUE TERMINE SOLO, BALANCE, RAÚL (grabado y publicado en este blog), y otros que siguen en proceso.

Pronto tendremos por aquí dos obras mías cuyos audios están listos para ser divulgados: GRITO DE SOLEDAD (AL AMOR LE PIDO), cantada por Darcy Castro, con la producción musical de Erasmo Rangel, y LA PLEGARIA DE PELAYO, cantada por Fernando Mendoza, con la producción musical de Helber Pinedo. Paciencia. Les llegará su turno.

Parece que hoy es sábado. Pero podría ser perfectamente lunes. Antes era día de caminata, de recorrer tiendas, de beber y escribir en ellas, de publicar en el "libro de caras" mis dardos del trasnocho, y de rematar faena escuchando salsa de la propia donde Mario.

Nada de aquello se ha salvado. Pero he ido recuperando, poco a poco, el rendimiento físico de mis mejores tiempos como trotador a fondo. Increíble cómo la memoria corporal vuelve a poner en funcionamiento una vieja resistencia que me sorprende. Así que hoy, sábado o martes, es día de irme de nuevo a trotar a orillas del Sinú. Algo bueno va quedando de la pandemia. Comida saludable, peso ideal (tan ligero que a veces experimento ganas de volar), una que otra fría (para no olvidar del todo los buenos vicios), blues y jazz (no por jactancia, sino porque he encontrado ahí lo que la música vernácula dejó hace rato de prodigar), lecturas (estoy ahora en “La sombra de Orión”, de Pablo Montoya; empiezo como a especializarme en este autor barranqueño, con este son once sus libros que me han acogido como lector), menos fracasos (menor exposición a ellos) y nada o muy poco de amigos. Más de un año sin parrandear, sin guitarrear y cantar en combo. Casualmente, ayer hablaba con un amigo músico que me llama cada cierto tiempo para saber en qué va mi ansiedad. Le decía: Solo tú y FM se acuerdan de que aún existo. Aunque, ¿quién soy yo para sentar cátedra al respecto? Nunca llamo a nadie. El aislamiento me proporciona alivio; el celular, terror.

Noticia de la maestría en literatura: vamos bien, cerca de aprobar los complementos introductorios. Pensando desde ya en el trabajo de grado: Pablo, Julio Ramón, por ahí va la cosa…

Bueno, adelante, que voy a cerrar la puerta. This fucking music only plays in my house.

Con ustedes, ¡TERCO BLUES! Con terca lentitud…

FRANCISCO BURGOS ARANGO (FBA)


Comentarios