VERSOS ADVERSOS.

Inauguro hoy otra sección del blog: "Versos Adversos".

En ella estarán textos (bueno, digamos que también poemas) de mi peculio. Publicaré la letra y el audio, en mi voz, con o sin fondo musical.

Un nuevo libro de poemas empieza a manifestarse bajo un título tentativamente similar… Será corto y belicoso.

El primer turno de esta sección es para MANGO. Con yapa de dos imágenes: la de su existencia y la de su derrumbe.

Un árbol plantado hace muchos años por mi madre. El sábado 16 de enero de 2021 se fue al piso.

Y no podía faltar mi verso difuso para dejar constancia de su tortuoso paso por la tierra.

Tortuosos son los caminos de la vida y de la muerte. ¿Por qué no tendrían que ser tortuosas la literatura y la poesía?

Sigo pensando que la libertad de escribir es de lo poco que nos va quedando. ¿Para qué ponerle reglas a lo que es capaz de resistir lo inerte?

¡Que viva la maldita felicidad de embrutecernos!


MANGO (letra)


Hoy se murió el árbol.

Mango de manzana.

Su tronco

–lo que quedaba de él–

de un momento a otro

se desplomó en el patio.


Hora de la muerte:

5:12 p. m.


Había llovido mucho

oímos el estruendo

un vértigo angustiante

bajó por la escalera

unísono de

discordancias

silencios espectrales

se fueron acercando.


Entonces lo vimos:

rajado y lloroso

doliéndonos muy dentro,

como si su muerte

fuera en realidad

la nuestra,

la del familiar recuerdo

de la joven madre

que una mañana

cualquiera plantó

sus desventuras.


Nunca pudo pelechar

en forma

ni sus frutas lograron

ganarse nuestro

afecto.

Azotado

por distintas plagas

se fue desmadejando

hasta que no hubo

más remedio

que amputar

su ramaje.


Desde la pared

medianera,

la zorra, que

cuando fue

frondoso en

su copa habitaba,

aclara en su tauteo:

estaba muerto

hacía rato,

aunque pericos

y palomas

tuvieran en él

sus nidos

y la parra

y las veraneras

crecieran

en su entorno.


Pero era tan bueno

el mango que se acabó

de morir sin aplastar

a nadie; a mí,

por ejemplo,

que día por medio

trotaba por la tarde

alrededor suyo

y a la hora que

se derrumbó

sin falta me tocaba.


Primera vez

en tanto tiempo

que se me dio

por salir de casa

correr afuera

cerca del río

como antes

cuando acudía

tempranamente

a sus playones.


Después negamos

el poder divino.


Suspendidos

en el aire

un par de

papayeros

parecen

lamentarlo:

trinan y aletean

sobre la

trágica caída

del amigo.

Bajo su protección

bebían agua

se bañaban

deben estar

preguntándose

adónde habrá

ido a parar

el cebadero.


"Una puñalada

directa al corazón",

eso sintió la menor

de mis hermanas

cuando lo vio

en el piso.


Mundo cruel.

Todo tiene un final,

bromea el comienzo;

sábado ventoso,

profético y

grisáceo.


Árbol que siguió

siendo árbol

pese a todo.


Hormigas rojas

pintadas por un

dios viajante

trepaban por su

corteza con

poemático rumbo.

Nadie se explica

cómo pudieron

sostenerse

ni cómo se salvaron

las que chocaron

con el suelo.


Y la iguana...

¿dónde estará

la iguana?


Hoy, por fin,

se murió el mango.


Y nacieron

en sus escombros

las nuevas

ilusiones.


FRANCISCO BURGOS ARANGO (FBA)

Audio de "Mango"

Fondo musical: Almost blue (Chet Baker)




Comentarios